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77 muertos por temporal en Río de Janeiro (Actualización)

Al menos 77 personas murieron por el temporal de casi 17 horas que castigó a Río de Janeiro la tarde del lunes.  

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Un aguacero de proporciones
diluvianas que comenzó en la tarde del lunes y se prolongó hasta la
mañana del mates dejó al menos 77 muertos y 13 desaparecidos en el
estado de Río de Janeiro, cuya capital quedó sumida en el más
absoluto caos.

El temporal, que en un comienzo estuvo acompañado
por vientos de
hasta 70 kilómetros por hora en algunas zonas, causó deslizamientos
de tierra en numerosas colinas de la ciudad de Río de Janeiro y
municipios vecinos que se llevaron por delante humildes viviendas y
sepultaron a muchos de sus habitantes.

Según el cuerpo de
bomberos, el mayor número de muertos se ha
contabilizado en la propia Río, donde cifras parciales indican que
al menos 30 personas perecieron por derrumbes en los barrios de
Andaraí y Jacarepaguá, así como en favelas que ocupan los morros Dos
Prazeres, Borel, Dos Macacos y Turano.

Otras 22 muertes, también
por deslizamientos de tierra, han sido
registradas en Niteroi y 13 en Sao Gonzalo, ambas ciudades vecinas
de Río de Janeiro, y el resto en otras localidades del estado, como
Petrópolis, Nilópolis y Paracambí.

La cifra total de fallecidos
sube con el paso de las horas y, a
juzgar por los informes que llegan sin cesar a la Defensa Civil
sobre nuevos deslizamientos y desapariciones, el número de víctimas
fatales de esta tragedia seguramente superará el centenar.

El
aguacero, que duró unas 17 horas y que no ha cesado del todo,
convirtió en auténticos ríos muchas calles y avenidas de la ciudad,
donde en la mañana del martes era prácticamente imposible circular,
mientras la gente hacía peripecias para tratar de llegar al trabajo
lo menos empapada posible.

El alcalde Eduardo Paes pidió desde
temprano a la población que,
para evitar males mayores, lo mejor era permanecer en casa.

Con
el tráfico de vehículos colapsado, los establecimientos
educativos suspendieron las clases, el comercio no abrió las
puertas, las empresas funcionaron a media marcha por la disminución
de trabajadores y la habitualmente soleada Río de Janeiro estuvo
cubierta hoy por un manto gris y prácticamente desierta.

Los
gobernantes se han apresurado a culpar de la tragedia a la
meteorología y a sus antecesores por permitir el crecimiento
desordenado de las favelas en las faldas de los morros de la ciudad
que será sede de los Juegos Olímpicos del 2016 y una de las subsedes
del Mundial de Fútbol de 2014.

Paes eximió su gestión de
cualquier responsabilidad al señalar
que la culpa de las muertes y del caos fue exclusivamente del mal
tiempo, causado por un frente frío que se juntó con aire caliente
sobre el sudeste de Brasil, según los expertos.

"La alcaldía
estaba preparada. No había previsión de lluvia de
esa intensidad", dijo el funcionario, quien aseguró que no hay red
de alcantarillado que resista un volumen de agua como el que azotó a
Río de Janeiro.

De acuerdo con los meteorólogos, en algunas
partes de la ciudad
cayeron en menos de doce horas 300 milímetros de lluvia, el doble de
lo previsto para todo el mes de abril.

El gobernador de Río de
Janeiro, Sergio Cabral, declaró el estado
de emergencia y pidió a quienes viven en zonas consideradas de
riesgo de deslizamientos que abandonen sus viviendas para evitar
tragedias mayores.

Cabral declaró al canal de noticias Globonews
que en Río de
Janeiro "la ocupación del suelo urbano no es tratada con la debida
seriedad" y aseguró: "Nada justifica esa incapacidad del poder
público de impedir construcciones en áreas de riesgo".

El
gobernador pidió "por el amor de Dios" que quienes viven en
áreas de riesgo salgan de sus casas y busquen centros de asistencia
social, ante las proyecciones de los meteorólogos de que las lluvias
continuarán hasta el jueves, aunque con menor intensidad que las de
las últimas horas.

Mientras tanto, el presidente brasileño, Luiz
Inácio Lula da
Silva, apeló a la ayuda divina ante la magnitud del desastre, en una
entrevista que dio a una radio local.

"Lo único que se puede
hacer en este momento es pedirle a Dios
que pare un poco la tempestad para que se recupere la normalidad",
dijo Lula, quien tuvo que cancelar la mayoría de los compromisos
oficiales que tenía hoy en la ciudad.

Según Lula, "Río de Janeiro
está preparado para hacer las
Olimpiadas, para hacer la Copa del Mundo con mucha tranquilidad" y
señaló que así como en Chile "el pueblo sigue viviendo y
construyendo su vida" a pesar de los terremotos, Río volverá a la
normalidad.

El temporal afectó también las operaciones de los dos
aeropuertos
de la ciudad, el Santos Dumont y el internacional Tom Jobim, donde
numerosos vuelos fueron cancelados hoy o salieron con considerables
atrasos, según la estatal Infraero, que administra las terminales
aéreas.