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Los altos y bajos de Kensington

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Vecinos que rodean el parque de Norris Square cuentan cómo ha cambiado el vecindario.                               

Magnífica es como Marcelino Esgailin describe a la comunidad de Kensington en Filadelfia cuando se mudó de Puerto Rico en 1955, una isla caribeña que muchos olvidan es parte de Estados Unidos.  “Solía ser buena, pero ahora hay mucho tráfico de drogas y cosas así”, dijo Esgailin.

“Los vecinos no cooperan. Antes solía dormir con las puertas abiertas, ahora se meten y te roban hasta las medias y los zapatos”, dijo el boricua.

Esta sección de Kensington que rodea el parque Norris Square ha cambiado, pero hasta los mismos residentes tienen conflicto acerca de la visión de a dónde se dirige su cuadra.

“He estado aquí desde que tengo 13 años y en esos tiempos estaba bien, no había drogas ni nada”, dijo Sarah Afanador, de 25 años.

“Este lugar tiene sus altos y bajos. Podría ser mejor”, dijo Saleem White, de 27 años. White recuerda los juegos de basquetbol con sus primos que también viven en el área.

Todo es positivo en una comunidad que revive en el verano. Parece que el área se debate entre dos estéticas. Por un lado está la imagen vibrante cultural reflejada a través de cuadras repletas de negocios de hispanos orgullosos de sus raíces, coloridos murales y esplendorosos jardines.

Sin embargo, el vecindario enfrenta a una serie de obstáculos. Las drogas han afectado profundamente las calles, en un área donde casi el 24 por ciento de las familias viven por debajo del umbral de pobreza.

En una tarde reciente mientras la nieve por fin se derretía, los residentes de los alrededores del parque Norris Square se liberaban y disfrutaban otra vez de una tarde soleada. 

Pero no siempre ha sido así. Los residentes recuerdan cuando el parque cayó en un estado de ruinas. Una alianza entre las organizaciones Norris Square Neighborhood Project, Norris Square Civic Association y Philadelphia Green ha mejorado el lugar con ayuda de voluntarios.

Ahora, una moderno y colorida área de juegos y una cancha de basquetbol en buenas condiciones son anfitriones del parque. Letreros bilingües le recuerdan a la gente mantener el lugar limpio y seguro. Un espacio con asadores es utilizado en los meses calurosos para cocinar afuera, fiestas y reuniones.

Yesenia Rosario, de 36 años,  ha vivido en el área desde que tiene ocho años y asegura que su cuadra ha mejorado.

“Las pandillas solían estar a la vuelta de la esquina. Habían muchos indigentes y drogadictos”, dijo Rosario.

Rosario atribuye el cambio del vecindario a los esfuerzos de los grupos de la comunidad, especialmente a Norris Square Neighborhood Project.

“Se enfoca en jóvenes entre el quinto grado y ‘high school’, que yo personalmente pienso, necesitan más atención. Son los que más están en las calles”, dijo Rosario.

El orgullo de ser un vecindario latino se ve en todo alrededor. Muchos de los negocios son propiedad y administrados por residentes del área.

“Hay una tienda en cada cuadra, vendemos de todo”, dijo Afanador, quien que trabaja en una tienda.

“Me gusta mucho la comida latina, aquí hay bodegas en todos lados y eso me encanta”, dijo White.

Las banderas puertorriqueñas y dominicanas vuelan por lo alto combinadas con las franjas y las estrellas estadounidenses.

La ausencia de tensiones raciales es notable. La zona es multicultural ahora con una mezcla de blancos, latinos y negros.

“Es más latino que otras partes de la ciudad, pero eso no es problema. Todo lo que tenemos es un montón de niños de todas las razas corriendo alrededor”, dijo White, quien es afroamericano.