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Bogotá continúa paralizada por huelga de transportadores

La ciudad afrontó este jueves el cuarto día de colapso sin que el distrito y los huelguistas lleguen a un acuerdo.

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Bogotá afrontó este jueves su cuarto día de colapso
por la huelga de transportes que paraliza la ciudad, sin que
empresarios y Alcaldía hayan podido acercar posturas, mientras
millones de ciudadanos sufren resignados los kilométricos atascos y
unos disturbios que fueron atribuidos a "grupos narcoterroristas".

Pese a que los empresarios del transporte público se reunieron con representantes de la Alcaldía bogotana para intentar poner
fin a la huelga, las posturas permanecen aún lejos de lograr un
acuerdo que retorne la normalidad a la ciudad, en la que incluso las
escuelas públicas han suspendido las clases.

Precisamente, el caos que azota a la ciudad ha provocado pérdidas
de hasta el 66 por ciento de las ventas durante esta semana, informó
la Federación Nacional de Comerciantes de Bogotá (Fenalco).

Su presidente, Francisco Ochoa, recalcó en un comunicado su
"total apoyo" al alcalde bogotano, Samuel Moreno, y al nuevo Sistema
Integrado de Transporte Púbico (SITP) que busca acabar con "la
sobreoferta y la guerra del centavo", una competencia desorganizada
entre los transportadores para recoger usuarios en las calles.

El nuevo Sistema Integrado motivó la huelga de los propietarios
de autobuses, que estiman que éste supondría una reducción
sustancial del parque automotor, considerado anticuado y
contaminante.

El SITP pretende reorganizar el desordenado servicio de
movilización ciudadana e incluye formas complementarias como trenes
de cercanías y un futuro metro.

Por otro lado, Ochoa defendió la actitud del alcalde para "no
negociar bajo presión" y rechazó así los "hechos violentos
emprendidos por una minoría de la población, que además de torpedear
la movilidad agrede a la seguridad y tranquilidad de los
ciudadanos".

En este sentido, el ministro de Defensa, Gabriel Silva, aseguró tener "la evidencia que muchos de los agitadores del paro en
Bogotá han tratado de movilizar a la gente por un camino vandálico,
(y que) efectivamente están encauzados grupos narcoterroristas".

Silva criticó que "estos sujetos no quieren protestar, sino
generar actos violentos", y anunció el incremento de al menos mil
policías, miembros de las fuerzas especiales y policía militar en
las calles de la capital.

Los disturbios y la huelga han afectado, asimismo, a la venta de
combustible, que cayó entre un 37 y un 30 por ciento durante los
primeros días de huelga, mientras que hoteles, centros comerciales y
restaurantes también han registrado un descenso de clientes.

No obstante, los más afectados por el paro han sido los
ciudadanos bogotanos del común, que se ven resignados a hacinarse
durante horas en camiones, camionetas y carros, amontonados de pie y
sin apenas espacio.

Las principales vías de acceso a la ciudad, sobre todo en los
barrios del norte y sur, se han convertido en auténticos embudos
para los miles de vehículos que acceden a la capital a primera hora
de la mañana o que vuelven a sus hogares a media tarde.

Ante el déficit de vehículos de transporte público y la
saturación de los autobuses Transmilenio (sistema de transporte
masivo que circula por un carril especial) muchas personas han
optado por llegar a pie o en bicicleta a sus destinos, aunque el
ingenio de los bogotanos también ha brotado para hacer frente a esta
extrema situación.

Así, muchos particulares han transformado sus carros, camionetas
o camiones en improvisados vehículos de transporte público, una
situación que permitió la Alcaldía para paliar los efectos del paro.

Otra opción es el tren turístico de La Sabana, que ha sido
habilitado a partir del jueves para prestar servicio de transporte
público hacia el norte de la ciudad, y que está escoltado
permanentemente por una comitiva de policías motorizados y varios
agentes en el interior de los vagones, para evitar posibles
sabotajes.

Dicha seguridad se ha extremado en los principales puntos
susceptibles de ser atacados, como estaciones de autobuses, rodeadas
de numerosos agentes policiales, aunque los disturbios han ido
descendiendo paulatinamente desde que se inició la huelga el pasado
lunes.

 

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