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Los nuevos seres no-humanos

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    HOUSTON – Queda claro que tres películas recientes surten cierto impacto. En Luna Nueva, Drácula y Daybreakers, los seres humanos se transforman o se convierten en el objetivo principal de los hombres lobos, los zombis y los vampiros. Ahora parece haber caído presa una mayoría de los integrantes del Tribunal Supremo.

  Allá por la panadería que frecuento para una taza de café y para oír opiniones espontáneas—algo así como un grupo de enfoque—oí la teoría de los “magistrados de matinée”. Así llamó una persona a cinco de los nueve jueces del Tribunal Supremo. Se le hace que se hicieron la vaca durante argumentos aburridos – “como sobre el voir dire y procedimiento y disparates del ad hoc” – para ver las mencionadas películas.

    ¿De qué otra manera se explica que estos magistrados hayan salido con tal monstruo en su reciente opinión?

    En una decisión 5 a 4, los magistrados decidieron que en el caso Citizens United versus Federal Election Commission, que los derechos de la Primera Enmienda de las empresas no se pueden distinguir de los derechos de los seres humanos naturales.

    Qué raro, por que todos los que estaban en la panadería podían ver la diferencia. Cuando el gerente de la panadería dice, “Coma otro pastel, le hará bien”, todos saben, incluyendo al gerente mismo, que es para vender más pan. Literalmente, otro pastel le podría caer mal.

    Pero todo el mundo tolera este tipo de discurso porque él está realizando su labor, y la gente sentada en los bancos realizan la suya. El gerente está para vender. Los clientes están para cuidar de sí mismos, en sus familias, de la comunidad y la sociedad.

    El concepto es tan antiguo como la misma República. En realidad, arguyó uno, aquí mismo en el Preámbulo dice, “Nosotros el pueblo” y luego dice “en la búsqueda de la felicidad”, razonó, y no en la búsqueda de ganancias.

    Tuvieron los filósofos de panadería razón en cuanto a dos temas.

    La idea de los derechos del individuo está basada en las teorías sociales de John Locke, quien distinguió entre el pueblo y el gobierno. Locke fue un filósofo social y médico del siglo XVII de quien los padres fundadores se prestaron ideas tanto para la Declaración de la Independencia como para la Constitución. Locke principalmente estableció la idea de la persona individual quien nace con derechos humanos en virtud de ser persona humana.

    Las empresas  (y otros entes que cobran existencia cual se lo permite el gobierno) no son individuos con derechos naturales porque por definición el estado les da vida; no son individuos sino que son sociedades. Milton Friedman, economista premiado con el Nobel y santo de la economía del mercado libre, fue muy claro en su pensar sobre este tema. El propósito principal de las empresas y de los negocios es de hacer dinero. En sí no hay nada malo con esto. Pero cuando se les otorga ciertos derechos, no se transforman en personas, ni tampoco adquieren los derechos naturales de una persona.

    Aquí es donde se pone tétrico y se nota la influencia que han tenido las películas. Ya que los individuos vivimos en sociedad y tenemos derechos, buscamos la felicidad. Las empresas, por otro lado, son sociedades artificiales, y sólo buscan la avaricia.

    Es eso lo que hacen los hombres lobos, los zombis y los vampiros. Sólo ven por sí mismos.

    Es claro que a los cinco magistrados del Tribunal Supremo – John G. Roberts, Samuel A. Alito, Anthony M. Kennedy, Clarence Thomas, Antonin Scalia – se les escapó un poco la carreta con la metáfora al igualar a las empresas con los individuos. Un novelista puede hacer eso y no sufrir efectos. Se llama ser ingenioso. Pero cuando lo hace un magistrado del Tribunal Supremo, es desquiciado.

    El congresista Alan Grayson (demócrata por Florida) ya ha presentado varios proyectos de ley, como la Business Should Mind Its Own Business Act (que la empresa se dedique a lo suyo) y la Corporate Propaganda Sunshine Act (iluminación de la propaganda empresarial).

    No obstante, es posible que lleve una enmienda a la Constitución para  contrarrestar la decisión judicial. Eso llevó a una mujer en la panadería a preguntarse dónde están los de derecha extrema y los del grupo de las bolsitas de té y sus arengas sobre la libertad ahora que los necesitamos de verdad.

    “A correr a la montaña”, vociferó otra mujer, levantándose para salir. “Nos persiguen los chupacabras.  Ya tienen a los cinco del Tribunal Supremo”.

    [José de la Isla redacta un comentario semanal para Hispanic Link News Service y es autor de The Rise of Hispanic Political Power (2003). Su último libro, auspiciado por la Fundación Ford, se encuentra en versión digital gratuita en www.DayNightLifeDeathHope.com. Comuníquese con él a: [email protected]].

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