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Diferencias en realojo a damnificados en Haití

El reto pendiente es la reubicación de los damnificados y su alimentación.

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Concluidos los rescates tras el
terremoto de Haití y garantizada la atención sanitaria más urgente,
el reto pendiente es el realojo de los damnificados y su
alimentación, pero el Gobierno y las agencias de la ONU guardan
serias discrepancias al respecto.

Según dijeron a Efe fuentes de la Organización Internacional de
Migraciones (OIM), la agencia de la ONU que gestiona grandes
desplazamientos de población por guerras o desastres naturales, la
propuesta del Gobierno de montar dos grandes campamentos para
reubicará sus 610.000 damnificados de la capital no es realista.

El Gobierno ha privilegiado la construcción de dos campamentos en
la periferia de Puerto Príncipe y por ello no ha querido distribuir
entre los damnificados las carpas recibidas de organismos
humanitarios, para no perpetuar su presencia en estos lugares,
declaró a Efe el ministro del Interior, Antoine Bien-Aimé.

Las fuentes de la OIM, que pidieron el anonimato, señalaron que
esta opción no es realista porque parece solucionar un problema
acuciante (la alimentación, difícil de distribuir en los más de 50
campamentos improvisados actualmente existentes en la capital), pero
crea muchos otros.

Primero, no hay fondos para instalar esos dos enormes campos, ni
capacidad externa para alimentar a tanta gente, y además un
campamento grande debe estar ligado a algún lugar o actividad que
genere ingresos, para no perpetuar así el asistencialismo al que tan
acostumbrado está Haití en la última década.

La OIM y las agencias internacionales optan por varias soluciones
antes que un gran campamento: incentivos para los haitianos que no
han perdido sus casas y puedan alojar a parientes o vecinos, arreglo
de aquellas casas que no están caídas para que sus ocupantes puedan
regresar y transformar algunos de los campamentos actuales en algo
más estable.

No hay que olvidar que los damnificados se han instalado en
refugios que casi siempre están cerca de sus casas o lo que quede de
ellas, y es ese vínculo el que no conviene romper, según la fuente.

Además, la temporada de lluvias y posibles huracanes está cerca,
y un campamento construido sobre piso de tierra se convertiría
pronto en un inmenso barrizal y vehículo perfecto para la
propagación de enfermedades.

Hasta el momento, han abandonado la capital haitiana 131.000
personas, según cifras del Gobierno, hacia lugares del país menos
afectadas por el terremoto, y principalmente a ciudades del norte
como Gonaïves y Port-de-Paix.

El éxodo por carretera ha sido alimentado por el mismo Gobierno,
que subvenciona la gasolina necesaria para los autobuses que
transporten a todos aquellos que tengan familiares en el interior, y
el tráfico en las estaciones de autobuses ha sido muy intenso en los
últimos días.

Igualmente se produjo un éxodo por barco hacia Jeremie, tráfico
que también ha descendido en gran medida en los últimos días, según
pudo comprobar Efe en el llamado "muelle de Jeremie".

Actualmente, el éxodo se detecta en otros lugares: en las
embajadas de países del primer mundo y oficinas de pasaporte, donde
se agolpan cientos y a veces miles de personas ansiosas por
abandonar Haití.

En el aeropuerto de Puerto Príncipe, el supervisor de
Migraciones, Napoleón Guy Gerald, explica que en los últimos días
han abandonado su país unos seis o siete mil haitianos, pero
pronostica que aún verán muchas colas en las embajadas.

Las embajadas de Estados Unidos y Canadá son los destinos
preferidos, y cada día se agolpan en sus puertas miles de personas
alegando tener padres, hijos o hermanos en esos países y solicitando
un visado para viajar a las naciones donde creen no falta nada,
sobre todo trabajo.

En la embajada de Francia también se agolpan cientos de personas,
desoyendo obstinadamente los mensajes del interior: la embajada
quedó semiderruida, las máquinas se rompieron y no se tramita
ninguna clase de documentos.

Sin embargo, la miseria es tozuda, y el solicitante vuelve uno y
otro día para solicitar su visado al primer mundo, y a veces hasta
al tercero.

Porque en medio de la desesperación, un joven pregunta: "Oiga, he
oído que en Senegal dan asilo a los haitianos, ¿sabe usted si es
verdad?".