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"Ya es hora y es ahora"

“Por ser el contacto en español recibí cerca de 300 llamadas antes de la movilización, de gente que quería formar parte de esto”, dice la peruana.

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“Era impresionante ver a tanta gente reuniéndose por un motivo en común”, recuerda Carmen Marcet, una de las miles de personas que apoyaron la marcha “Un día sin inmigrantes” en Filadelfia hace cuatro años.

“Si se puede, si se puede, somos trabajadores”,  eran palabras que no dejaban de gritar al ritmo de las banderas que ondeaban los inmigrantes de todas las nacionalidades, dice esta peruana, una de las promotoras del movimiento.

“Todo comenzó cuando conocí una comunidad a través de la iglesia de Santo Tomás de Aquino en el 2003”. Fue así como Marcet comenzó a tener estos encuentros con diferentes personas las cuales tenían muchas cosas en común, pero la más fuerte e importante: La mayoría eran inmigrantes.  “Comencé sirviendo a la comunidad; de una manera u otra me fui involucrando poco a poco con el tema de los inmigrantes”, dijo  esta terapeuta de niños con discapacidades y miembro de la junta directiva de Casa Monarca.

Después de sus pequeñas apariciones en la comunidad comenzó  a sentirse responsable sobre los inmigrantes ya que ella también fue parte de estos en algún momento.

“Conocí a Ricardo Díaz (el promotor principal), con quien compartía los mismos pensamientos e ideas, y una de las personas con las que trabajé para “el paro”, como le llamamos inicialmente a la marcha. Después le cambiamos el nombre hasta ponerle “un día sin inmigrantes’.

 El nombre se quedó de esa forma ya que lo que la gente quería que en verdad fuera así, y que los demás vieran que no es fácil si no está la minoría presente, en el caso de Filadelfia, los indocumentados.

Fueron cerca de 15 personas las que comenzaron a hacer todo lo posible para llamar la atención de los inmigrantes, dentro de las cuales se podría ubicar perfectamente a dos de los líderes, Díaz y Marcet, los cuales eran los contactos principales de esta movilización.

Díaz manejaba casi toda la información en inglés, mientras que Marcet era el contacto latino.  “Por ser el contacto en español recibí cerca de 300 llamadas antes de la movilización, de gente que quería formar parte de esto”.

Las personas se dieron cita entonces frente a la Campana de la Libertad el 14 de febrero. La mayoría tenía permiso de faltar a su trabajo, e incluso algunos empleados iban en nombre de la empresa, mientras que otros no, ya que los dueños no querían que su reputación se viera manchada.  “Nunca pensamos que nuestra huelga iba a desencadenar más a nivel nacional, teníamos medios de comunicación por doquier”, dijo Marcet.  “No solo fue Filadelfia, sino que terminaron uniendo gente de Delaware y de Nueva Jersey”.

Lo que comenzó como una conversación entre compañeros, finalmente terminó siendo una movilización enorme en contra de las leyes anti-inmigrantes. “Lo increíble  es que todo lo armamos en tres semanas; cada persona asumió un papel en especial en esta marcha. Todo esto con tal de aclarar primero, que nadie es ilegal en ninguna parte, que hay indocumentados solamente”, señala Marcet. “Para que la gente se enterara de lo que estábamos haciendo, tocábamos puertas, pasábamos la voz, hacíamos volantes, y las tiendas de los alrededores del sur nos ayudaban también”, agregó.

“Esperamos que este 2010 sea un año de cambio, de compromiso y que por fin nos escuchen. Hemos sido muy pacientes , en verdad necesitamos un cambio en las leyes de inmigración y esperamos que el presidente Barack Obama cumpla con su palabra”.