Durante los primeros once meses de 2009 un
total de 359.455 mexicanos fueron repatriados a México por las
autoridades migratorias estadounidenses, según el Instituto
Nacional de Migración (INM).

De ellos, 167.799 se beneficiaron del Programa de Repatriación
Humana (PRH), por medio del cual las autoridades mexicanas apoyan a
los indocumentados expulsados para que puedan regresar más
fácilmente a su lugar de origen y tengan una reinserción económica
exitosa en México, destacó el INM en un comunicado.

El PRH cuenta de momento con cinco módulos de atención, ubicados
en las ciudades fronterizas de Tijuana, Ciudad Juárez, Nogales,Ciudad Acuña y Piedras Negras, donde las instituciones migratorias
estadounidenses dejan a la mayor parte de indocumentados
repatriados.

En esos centros, que operan con el apoyo de organizaciones de la
sociedad civil, el Gobierno proporciona alimento y cobijo a los
mexicanos expulsados y, mediante acuerdos con empresas de
transporte, ofrece descuentos para que los migrantes puedan volver a
su lugar de procedencia.

En noviembre pasado, la Organización Internacional de las
Migraciones (OIM) y el INM firmaron un convenio mediante el cual el
organismo internacional apoyará económicamente los programas de
reinserción migratoria que realiza el Gobierno mexicano.

A partir de 2010, la OIM apoyará el Programa de Repatriación
Humana mediante el financiamiento de cursos de capacitación para los
migrantes, ayuda para conseguir empleo, préstamos o acceso a otros
servicios básicos como alojamiento, entre otras cosas.

En su primera etapa, el programa de apoyo del organismo
dependiente de Naciones Unidas se aplicará en Tijuana y
posteriormente en Ciudad Juárez, y después se extenderá a las demásciudades en las que opera el PRH.

En su segunda fase, los recursos de la OIM se emplearán para
elaborar encuestas "con el propósito de contar con información más
fidedigna respecto al fenómeno migratorio", concluyó el INM.

De acuerdo con cálculos oficiales, en Estados Unidos viven unos
doce millones de mexicanos, la mitad de ellos indocumentados, a los
que hay que sumar al menos otros nueve millones de descendientes de
mexicanos.