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Náufragos uruguayos celebrarán su regreso

Los cuatro sobrevivieron al hundimiento de un mercante panameño frente a las costas de Líbano.

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Los cuatro uruguayos supervivientes
del hundimiento de un mercante panameño frente a las costas de
Líbano hace una semana regresaron el jueves a Montevideo entusiasmados con
celebrar junto a sus seres queridos una Navidad marcada por su
vuelta a la vida.

"El 17 de diciembre nacimos de vuelta", afirmó Nicolás Achard,
veterinario uruguayo que integraba la tripulación del buque "Dany F
II".

Ese día el barco naufragó en el Mar Mediterráneo, frente a la
ciudad libanesa de Trípoli, con 83 personas a bordo, la mayoría
filipinos y paquistaníes, y 28.000 cabezas de ganado.

Cuarenta personas fueron rescatadas, entre ellas los cuatro
uruguayos, y 19 cadáveres han sido localizados hasta el momento.

Una comitiva de familiares y amigos aguardaba desde primera hora
de la mañana la llegada de Achard, Guillermo Ríos, Rubén Darío
Perdomo y Juan Pablo Acosta en el aeropuerto de Carrasco, a las
afueras de Montevideo.

Las inclemencias climáticas motivaron un retraso de tres horas en
la salida del vuelo que los traía de Buenos Aires, adonde llegaron
anoche procedentes de Fráncfort (Alemania), lo que intensificó los
nervios de sus seres queridos, atentos en todo momento a la
información provista por las pantallas del aeropuerto.

"Todo esto me parece un sueño, va a ser realidad cuando lo pueda
abrazar fuerte", dijo a Efe Inés Muñoz, la madre de Achard.

Muñoz relató la angustia de las doce horas que pasaron desde que
recibió la noticia del hundimiento hasta que supo que su hijo era
uno de los supervivientes. "Fueron las más largas de mi vida",
aseguró.

Achard, quien precisamente cumple 36 años mañana, tendrá a partir
de ahora otra fecha que festejar, pues él y sus tres compañeros
juraron juntarse cada 17 de diciembre, fecha del naufragio, para
celebrar que la vida les dio una segunda oportunidad.

"Somos muy afortunados todos los que pudimos salir a salvo",
aseveró a Efe.

Para Achard éste era el tercer viaje en que estaba a cargo del
ganado uruguayo transportado hacia Oriente Medio. Ahora se muestra
reticente a repetir la experiencia.

Por contra, Acosta, el otro veterinario de la tripulación, dice
que estaría dispuesto a volver a viajar a bordo de un mercante como
el "Dany F II", cuyo destino era el puerto libanés de Tartus, pues
es su forma de vida.

Su novia, Elena Hernández, con la que contraerá matrimonio el
próximo febrero y que no se separó de él ni un instante, indicó a
Efe que al conocer la noticia del hundimiento mantuvo la "calma" y
"la cabeza fresca", pues estaba "convencida" de que "él estaba bien
y podía afrontar cualquier situación".

Por su parte, su madre, Laura Gutiérrez, recalcó que el mayor
aprendizaje extraído de esta experiencia es que nunca se puede
perder la fe.

Aunque el clima de celebración era generalizado, el más exultante
de los náufragos era Guillermo Ríos, quien a sus 19 años era el más
joven de los tripulación.

Oriundo de Sarandí Grande, en el departamento de Florida (a 90
kilómetros al norte de Montevideo), este joven peón ganadero logró
salvar su vida en alta mar aferrándose a una tabla, pues no sabe
nadar.

"Tuve que improvisar un nado momentáneo y me llevó una hora
llegar a un bote de emergencia. No tenía fuerza", relató a Efe.

Señaló que paradójicamente la noche anterior al naufragio había
visto la película "Titanic", sobre el hundimiento del buque
homónimo, y apostilló: "No puedes creer que esto haya pasado y estés
vivo".

Sin dejar de abrazar a su hermana pequeña, que no pudo contener
las lágrimas, Ríos aseguró haber aprendido "lo lindo que es vivir".

"Y estar con la familia, en Uruguay" agregó el joven, quien
anunció que celebrará por todo lo alto la Nochebuena más esperada de
su vida.