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Mirna Ramírez (izq.), directora de programas de Casa Monarca, y Dalia O'Gorman, fundandadora de la organización. Foto: AL DÍA News

Una mariposa de vuelo orgulloso

Dalia O’Gorman has sido reconocida en el sur de Filadelfia por su trabajo comunitario y ahora al frente de la Casa Monarca, institución con la que presta…

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En Filadelfia habita una mariposa monarca que se desvió de su tradicional viaje desde Canadá hacia México, para esparcir con sus alas las partículas de una cultura que se resiste a desaparecer en suelo estadounidense.

Dalia O’Gorman es una mujer mexicana que desde hace doce años enseña a volar a los futuros monarcas de la cultura azteca en pleno Valle del Delaware.

Su historia en este país empieza en un lugar recóndito de la Ciudad de México, cuando la joven enfermera conoció al amor de su vida. “Un americano que fue de vacaciones y allí nos conocimos. Al año siguiente se fue a vivir a México y me casé con él antes de graduarme de la escuela de Enfermería de la Universidad de Guanajuato”, comenta.

O’Gorman, quien no alcanzó a ejercer su profesión en su país natal, reconoce que jamás pensó vivir fuera de México y menos en Estados Unidos, tanto así que no vino persiguiendo un sueño americano, sino caminando al son de su corazón.

Llegó a Filadelfia en 1996 y desde entonces se dedicó a hacer algo muy diferente de lo que había aprendido en la universidad. Al encontrarse con mil obstáculos para ejercer la enfermería y la obstetricia, vio en la educación comunitaria una labor con la que incluso podía salvar más vidas.

Su apuesta siempre ha sido la de brindar una primera educación enfocada al rescate de la cultura mexicana y el orgullo patrio. Por ello, es habitual ver a su estudiantes de preescolar, quienes ni siquiera han pisado suelo mexicano, hacer el saludo a la bandera tricolor.

O’Gorman no se cansa fácilmente; encuentra en el compromiso con su orgullo de mexicana el combustible que le da fuerzas cada día pese a las dificultades de mantener viva una cultura que se va perdiendo con el paso de las palabras.

Para ella, uno de los mayores problemas culturales que enfrenta la identidad mexicana –y por extensión el resto de identidades latinoamericanas– es la pérdida del idioma. Frente a ellos la monarca del sur de Filadelfia no es indiferente y comenta que ha hablado con inmigrantes que “cuando eran niños escuchaban su lengua materna en la casa, pero sus padres nunca les enseñaron. Esos mismos hispanos se arrepienten por no haber aprendido español. Yo no quiero que eso siga sucediendo”.

AL DÍA entrevistó a esta líder comunitaria cuya labor en Filadelfia es la de promover y proteger la identidad cultural de su país en el sur de la ciudad.

O’Gorman lleva casi quince años defendiendo las banderas de su cultura fuera de su país ¿Qué es lo que más extraña de México?

La familia es lo que mas extraño sin duda alguna, los amigos, la comida, la tierra en sí. Me gusta mucho viajar por diferentes partes de nuestra república, me encantan sus playas, sus pueblos… todo eso lo extraño y por eso mismo lo traigo y lo quiero preservar para compartirlo con la sociedad de Filadelfia.

Usted tiene muy clara la necesidad de preservar los elementos constitutivos de la identidad mexicana ¿Qué es lo que hace específicamente para lograrlo?

Al ver que la población mexicana había crecido en el sur comencé a formar el programa para padres e hijos, cuyo objetivo es ayudar a las familias a hacer el enlace para que cuando los niños entraran a la escuela fuera más fácil para los padres entender el sistema educativo e integrarse al proceso de formación de sus hijos. Creamos la Casa Monarca como un lugar donde pudiéramos sentirnos como en casa. Un lugar para compartir nuestras experiencias, nuestras esperanzas y tristezas, nuestras alegrías.

¿Por qué llamarlo Casa Monarca y no ‘Casa Mexicana’?

Las mariposas monarcas emigran igual que nosotros y dejan su tierra para poder preservar su especie. Es lo que hacemos los mexicanos, dejamos todo lo que tenemos para progresar, volamos a otra cultura, aprendemos otro idioma, juntamos nuestro dinero y volvemos a nuestra casa.

Las mariposas comienzan siendo orugas y sufren un proceso de metamorfosis y terminan siendo hermosas, así somos los mexicanos, venimos a explorar, a padecer y al final regresamos a nuestro país a compartir nuestras experiencias con nuestra gente.

¿En dónde radica la necesidad de crear un espacio como este?

Venimos de un país extremadamente rico en cultura y tradición. Algunos venimos pensando en regresar y es por eso que debemos crear esa conciencia en nuestros hijos, para que reconozcan la cultura mexicana como propia.

El vuelo de las mariposas parece libre de dificultades ¿Ha sido igual para la Casa Monarca?

La dificultad que siempre hemos tenido es la de encontrar un local suficientemente grande para prestar el servicio a la comunidad. Durante dos años estuvimos buscando edificio para acomodar de ocho a diez salones, pero en Filadelfia no hay disponibles. También hemos tenido dificultades económicas.

Las sociedades en crisis suelen quejarse por carecer de líderes que las saquen del hueco, para usted ¿Qué es ser líder?

Líder es quien tiene la capacidad de guiar a otros o servir de inspiración para que sigan el camino que pensamos pueda ser el más beneficioso para la comunidad.

¿Cómo ve a los hispanos en cuanto a su liderazgo?

Estoy feliz porque ahora hay más líderes que hace diez años. Sin embargo, me gustaría verlos más por el sur de Filadelfia. Una de mis metas es servir de inspiración para que surjan líderes.

¿Se considera una líder latina?

Yo sí me creo líder. Al principio no sabes que lo eres, pero con el paso del tiempo te das cuenta de que vas contagiando a la gente con tu energía. Cuando trabajé en Play School y en Bilingual Head Start,  sentí que hice cambios y eso es satisfactorio.

¿Qué le deja este 2009 a Dalia O’Gorman?

Me siento satisfecha con lo que se hizo este año. Nos queda mucho por hacer como conseguir los fondos necesarios para que la Casa Monarca siga existiendo. También nos falta terminar de constituirnos como una organización sin fines de lucro.

Pero me siento satisfecha cuando veo que la gente respondió a la ideas y los sueños que pudieron parecer locos.

¿Cuál es el futuro para Dalia O’Gorman y para la Casa Monarca?

Hay mucho por hacer, las necesidades son tantas dentro de la comunidad hispana que ojalá la gente nos colaboren y nos ayuden a satisfacerlas. Siempre habrá algo que hacer y siempre se notará el cambio después del trabajo.

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