Como algunas promesas fundamentales de la administración Obama, incluyendo Paz, reforma al sistema de salud y la recuperación de la economía, la expectativa de una reforma migratoria en el 2010 bien podría ser tan solo otro espejismo.

Sumido profundamente en problemas que Obama no creó, el presidente ciertamente deberá cumplir su promesa de solucionarlos.  ¿Qué tiene de bueno contar con un Nobel de la Paz incapaz de desembarazar a los Estados Unidos de dos guerras perdidas, hoy por hoy en pleno escalamiento? ¿Qué le detuvo a Obama de rechazar gentilmente el premio hasta cuando se presente la oportunidad de haber logrado algo?

La debacle de la guerra está en paralelo con los pretendidos esfuerzos de Obama de abordar la crisis de inmigración de una manera justa y humana.

Cuando un juez federal en el 2007 echó abajo las infames ordenanzas anti-inmigrante de Hazleton, el entonces Senador Obama celebró el fallo como una “victoria para todos los estadounidenses” que en sus propias palabras subrayaba la necesidad de una reforma nacional de inmigración.

Sin embargo ya dentro de su primer año en el poder, la administración Obama sigue adelante con una agenda de inmigración muy similar a la de su predecesor, quizá algo más humanitaria.  El sistema de detención de inmigrantes aún falla, mientras los inmigrantes “son retenidos innecesariamente y transferidos sin propósito” denegándoles un trato equitativo básico según un reporte publicado a principios de este mes.

El Inspector General del Departamento de Seguridad Doméstica también halló que algunas transferencias de detenidos por parte de la policía de inmigración ICE eran realizadas “sin siquiera notificar con la orden correspondiente informándoles el por qué de su detención.”

¿Entendemos acaso cómo esta práctica viola básicas garantías consagradas en la Cuarta Enmienda de nuestra Constitución?  ¿Qué pasó con la premisa fundamental de que nadie puede ser arrestado sin orden judicial?

Aquellas transferencias de detenidos –que afectan incluso a residentes legales- se han estado acelerando.  La organización Human Rights Watch encontró que “decenas de miles de residentes en ciudades como Filadelfia y Los Ángeles estaban siendo enviados a prisiones remotas en Texas y Lousiana.”

El Presidente Obama hizo campaña con la promesa de que habría una aproximación más compasiva hacia la aplicación de leyes de inmigración, sin embargo él está más inmerso en acelerar los esfuerzos de acorralar a los inmigrantes.

En perfecto paralelo con Afganistán, el Presidente escala la guerra antes de declarar la paz, tan solo esperamos que los inmigrantes no sean sometidos a más abusos antes de que finalmente se les reconozcan ciertos derechos humanos básicos.