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A paso de tortuga entre Ciudad Juárez y El Paso

A paso de tortuga entre Ciudad Juárez y El Paso

“Para mí la fila del puente es una frustración muy grande, porque es una gran pérdida de tiempo, que tengo que dedicar a eso”, dijo Ignacio Esparza, estudiante…

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Entre 9 mil y 10 mil personas cruzan hacia los Estados Unidos, en los
cuatro puentes de salida  que hay en la frontera entre Ciudad Juárez y
El Paso. Ana Gamboa

 

“Para mí la fila del puente es una frustración muy grande, porque es
una gran pérdida de tiempo, que tengo que dedicar a eso”, dijo Ignacio
Esparza, estudiante que cruza con regularidad la frontera de El Paso
(Texas) y Ciudad Juárez (Chihuahua).

Entre 9 mil y 10 mil personas cruzan hacia los Estados Unidos, en los
cuatro puntos de salida que hay en la frontera entre Ciudad Juárez y El
Paso. “Esa cifra incluye a viajeros en autos, viajeros peatonales y a
conductores de camiones comerciales”, dijo el portavoz de la Aduana de
Estados Unidos (U.S. Customs and Border Protection), Roger Mier.

“He tardado hasta tres horas, y después duro 40 segundos en la revisión
porque se dan cuenta de que soy estudiante”, agregó Esparza, quien mata
el tiempo de la larga espera navegando por internet desde su teléfono
móvil. Envía mensajes, revisa su Facebook y rara vez lee algo.

Afuera de su carro, los puentes hacia la ciudad estadounidense son una
aglomeración de autos, peatones y comerciantes. Las filas se comprimen
para cerrarle el paso a los necios que se rehusan a tomar un puesto en
el culebrón de autos y personas.

La lentitud es la que marca el paso, los autos avanzan un metro cada
tres minutos.

La cola de la fila aumenta durante el mismo lapso.

Cada auto y pasajero puede ser sometido a distintas revisiones. “Entre
las medidas de seguridad para detectar vehículos con drogas está sacar
a perros entrenados para detectar la droga, los oficiales también
utilizan un ‘brass hammer’ (martillo) para golpear a los
automóviles. Esto determina el espacio vacío que se encuentra en el
auto y detectar droga dentro de la carrocería, ambas son medidas que
los oficiales hacen todos los días” dijo Mier.

En 1889, Ciudad Juárez ya contaba con su primera Aduana Fronteriza, y
en 1917 los pasaportes hicieron su entrada obligada para el tránsito de
personas entre ambas ciudades limítrofes.

En Ciudad Juárez, los puntos de salida hacia El Paso se han convertido
en un estilo de vida de quienes cruzan el Río Bravo para estudiar,
trabajar y hacer compras o pagos.

Una espera en la que puede pasar de todo

“Fumo, escucho música o noticias, juego con mi PlayStation portátil, y
si voy acompañado es mucho mejor porque voy platicando”, dijo César
Vargas, quien visita El Paso para ir de compras y visitar familiares.
“Es un tedio innecesario porque voy a comprar cosas que podría comprar
en Juárez, pero sé que es más barato del otro lado”, agregó.

Por los vericuetos de la fila de carros y personas se cruzan vendedores
de chicharrones con salsa y los ‘limpia-vidrios’. Nueve de cada diez
conductores rechazan sus servicios, pero nunca faltan los autos que les
pagan porque los metan a la mitad de la fila.

“Si te formas en la fila de la orilla corres el peligro de que se te
metan autos tramposos o de sufrir un choque porque a mucha gente no le
importa meterse. De repente una camioneta se intentó meter enfrente de
mí, yo no le quise dar el pase porque ya tenía una hora en la fila”,
dijo Mariana Olmos, estudiante de la Universidad de Texas en El Paso
(UTEP) originaria de Ciudad Juárez.

Olmos explicó que los “fronterizos” se toman con mucha seriedad la fila
del puente, ya que es mucha la gente que necesita cruzar y la situación
se puede tornar violenta. “Al no darle el pase, el copiloto de la
camioneta se bajó y se puso enfrente de mi auto para impedir que
avanzara. Uno hace muchos corajes en esas dos horas de espera”, agregó
Olmos.

El comercio esquizofrénico

A los que parece beneficiar las largas filas en los puentes es a los
vendedores, pues en la espera hacia la aduana fronteriza el viajero es
bombardeado a punta de churros azucarados, elotes en vaso, tacos al
vapor y dulces.

La economía del rebusque obliga a los comerciantes a aprovechar la
tragedia de otros para vender cuanta cosa se les ocurre: cuadros,
esculturas, artesanías, joyería. Una exposición que -como el tiempo en
la frontera- se congela por años bajo una espera inmisericorde.

Mier, por su parte,  aseguró que la aduana estadounidense provee los
medios necesarios para ofrecer un cruce rápido en la frontera. “Las
personas que comprueben que trabajan o estudian, y necesitan cruzar la
frontera constantemente, pueden aplicar a la línea express, la cual les
da un acceso en minutos a la revisión”, dijo el oficial.

Los que compran el tiempo

La línea express es un programa para pasajeros/vehículos de la frontera
que necesiten cruzar a diario hacia los Estados Unidos. Para obtener el
privilegio de cruzar en solo minutos, los ciudadanos mexicanos y
americanos deben de ser aceptados en el programa SENTRI (Secure Entry
Network for Travelers Rapid Inspection) y no tener antecedentes
penales. La cuota anual es de $3.400 pesos o $122,25 dólares por
persona.

“¡Es una maravilla! Tienes mucho tiempo libre, no estrés. Puedes ir a
El Paso las veces que quieras en el día, algo imposible con la línea
normal”, dijo Roselyn Reynoso quien utilizaba la línea express para ir
a la universidad de lunes a viernes.

Lo que no se puede cruzar

Los pasajeros también tienen que ser cuidadosos con los artículos que
deseen cruzar. Cada fruta y verdura debe de ser declarada y presentada
para inspección a los oficiales de Customs & Border Protection
(CBP). Al no declarar estos productos se corre un peligro de obtener
una multa de $10.000.

La frontera entre Ciudad Juárez y El Paso también es conocida como “El
pasillo de El Paso/Juárez” (El Paso/Juarez Corridor) por la DEA, pues
el flujo de narcóticos continúa a la par que los viajeros.  CBP anunció
que en el 2009 ha confiscado más de 4,47 millones de libras de
narcóticos a través de la frontera de Estados Unidos.

A pesar de que las complicaciones para cruzar la frontera han ido
creciendo junto con la población, el puente que une ambas ciudades
hermanas está más lleno que nunca. Uniendo a las dos culturas y a los
dos países. 

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