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Chile prepara elecciones más reñidas de su historia

Los chilenos acudirán a las urnas para afianzar reformismo progresista o darle paso a un gobierno conservador.

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Sin la presencia de Augusto
Pinochet, Chile celebra este domingo las elecciones más reñidas de
su historia reciente, que afianzarán el reformismo progresista en
Latinoamérica o abrirán paso a un gobierno conservador.

Los cuatro aspirantes a suceder a Michelle Bachelet en marzo de
2010 son el empresario Sebastián Piñera, de la opositora Coalición
por el Cambio; el ex presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle, abanderado
de la Concertación; el independiente Marco Enríquez-Ominami, y Jorge
Arrate, representante de la izquierda extraparlamentaria.

Todas las encuestas indican que a pesar de ser el favorito,
Sebastián Piñera no alcanzará la mayoría absoluta en la primera
vuelta, por lo que tendría que enfrentarse el próximo 17 de enero al
candidato que quede en segunda posición.

Aunque los sondeos apuntan al senador democristiano Eduardo Frei,
paradójicamente "la mayoría de los electores cree que Marco Enríquez
tiene más posibilidades de derrotar a Piñera", explica Roberto
Méndez, de la consultora Adimark.

La reñida pugna entre estos tres candidatos es, según los
analistas, un reflejo de la escasa distancia ideológica que hay
entre ellos: los tres buscan el apoyo de las clases medias y
populares y los tres prometen que tomarán lo mejor del legado de la
Concertación.

Con excepción de Jorge Arrate, ex ministro de Salvador Allende,
ninguno de los candidatos plantea cambios radicales y todos apuestan
por un reformismo moderado que en palabras de Piñera representa el
"cambio", para el ex presidente Frei está garantizado si hay
"continuidad", y para el candidato independiente Enríquez-Ominami
requiere de "renovación".

Los tres aseguran que harán de Chile un país próspero, moderno y
desarrollado; un país con una economía abierta y un papel cada vez
más activo e influyente en el concierto internacional.

Elogian el pragmatismo de Lula da Silva y las reformas sociales
de Michelle Bachelet y rechazan los caudillismos populistas porque
consideran que socavan las estructuras del Estado democrático.

Lo que los diferencia es, sin embargo, la forma en que llegaron a
la política y los apoyos con que cuentan.

Eduardo Frei Ruiz-Tagle es el heredero de una larga tradición
familiar. Su padre, Eduardo Frei Montalva, fue uno de los
presidentes más carismáticos de Chile y murió asesinado en 1982 por
agentes del régimen militar de Augusto Pinochet, según se ha sabido
esta misma semana.

Frei Ruiz-Tagle también fue presidente tras ser elegido en 1994
por mayoría absoluta, aunque los dos últimos años de su mandato tuvo
que afrontar una difícil situación económica debida a la crisis
asiática y muchos problemas políticos a raíz de la detención en
Londres del ex dictador Pinochet.

Sin embargo, Frei cuenta con el apoyo de la presidenta Michelle
Bachelet, y de las fuerzas socialistas, democristianas radicales y
socialdemócratas que integran la Concertación por la Democracia, una
coalición creada para derrotar a Pinochet en las urnas y que ya
cumple dos décadas en el poder.

Como Frei, Sebastián Piñera también tiene raíces familiares
democristianas, pero su vocación empresarial le apartó de la
política activa hasta que ingresó en el partido de centroderecha
Renovación Nacional.

Piñera cuenta también con el apoyo condicionado de la
ultraconservadora Unión Demócrata Independiente, formación próxima a
sectores pinochetistas, y también con algunos disidentes de la
Concertación y parlamentarios independientes.

Dueño de una fortuna personal valorada en mil millones de
dólares, el candidato de la derecha elogia el legado económico de
Pinochet, pero critica las violaciones a los derechos humanos
durante la dictadura.

"Si Piñera gana, será un cambio importante en el sistema
político, porque la derecha no accede al poder democráticamente
desde 1958", subrayó a Efe Mauricio Morales, del Observatorio
Electoral de la Universidad Diego Portales.

Entre Piñera y Frei se ha colado Marco Enríquez-Ominami, un joven
diputado hijo del guerrillero Miguel Enríquez, líder del Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (MIR), asesinado durante la dictadura.

Aunque procede de las filas de la Concertación, Enríquez-Ominami
tuvo que renunciar al Partido Socialista para presentarse como
candidato a la presidencia después de fracasar en su intento de que
esa formación celebrara elecciones primarias.

Hijo adoptivo del senador Carlos Ominami, figura clave en los
gobiernos de la Concertación, el llamado "diputado díscolo"
representa las ansias de renovación y ha aglutinado un heterogéneo
movimiento integrado por políticos desencantados del oficialismo,
jóvenes profesionales y partidos minoritarios.

Sin posibilidad real de llegar a la presidencia a pesar de tener
consolidado el apoyo de un sector del electorado, Jorge Arrate, ex
dirigente del Partido Socialista y candidato por la coalición de
izquierdas "Juntos Podemos", ha propuesto a Frei y a Marco Enríquez
Ominami un pacto para frenar el avance de la derecha

Ninguno de los dos ha aceptado públicamente el ofrecimiento, pero
todos los analistas coinciden en que sea quien sea el que se
enfrente a Piñera en la segunda vuelta, recibirá de buen grado un
apoyo que será crucial para definir el ganador de las elecciones.