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Preparan motores para histórico debate de salud

Plan necesitará en el Senado el "sí" de los 58 demócratas y de los dos independientes.

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La jerarquía demócrata del Senado de Estados Unidos se prepara para otra gran confrontación mañana con los republicanos sobre un extenso plan de reforma de salud que incluye controvertidas cláusulas sobre inmigración y aborto.

El voto de mañana es uno de procedimiento, pero para efectos prácticos, determinará el inicio formal del debate sobre el plan reformista, que tendrá lugar luego del receso por el festivo del Día de Acción de Gracias.

El líder de la mayoría demócrata en el Senado, Harry Reid, no tiene los 60 votos para impedir tácticas dilatorias de los republicanos y tampoco tiene suficiente campo de maniobra en caso de una rebelión de los detractores.

Durante una rueda de prensa, los demócratas insistieron en que el fracaso no es una opción y acusaron a los republicanos de criticar sin ofrecer soluciones.

"No tienen ideas ni ofrecen alivio" para quienes carecen de seguro médico, argumentó el demócrata Dick Durbin, de Illinois y "número dos" de la mayoría del Senado.

Por su parte, el senador Bob Menéndez, demócrata por Nueva Jersey, acusó a los republicanos de propagar "mentiras y miedo" sobre el plan y se quejó: "Lo único que oigo es el eco del pasado y no un plan para el futuro".

Entre otros elementos, el plan del Senado, de 2.074 páginas, tiene un costo de 849.000 millones de dólares a diez años y prevé dar cobertura médica a casi 31 millones de personas.

También obliga a los estadounidenses a comprar un seguro médico -como ya ocurre con los seguros de autos- e impone multas a las aseguradores que denieguen cobertura a personas con condiciones médicas preexistentes.

Este plan necesitará el "sí" de los 58 demócratas y de los dos independientes que votan con ellos para vencer a la oposición republicana, que se muestra reacia a dar al presidente Barack Obama una importante victoria política.

La Cámara de Representantes aprobó el pasado día 7, con una diferencia de tan sólo cinco votos, su plan de reforma, calculado en más de un billón de dólares en diez años.

Al igual que cuando se debatió en la cámara baja, tanto senadores demócratas como republicanos comenzaron desde hoy a intercambiar las viejas críticas sobre el plan de reforma.

Los detractores del plan dentro y fuera del Congreso aseguran que se trata de otra costosa injerencia del Gobierno que no mejorará el cuidado de salud ni reducirá sus costos, y tampoco disminuirá el déficit fiscal.

Los partidarios insisten en que es la mejor solución a los problemas que aquejan al sistema de salud, que priva de cobertura médica a poco más de 47 millones de personas, tiene costos exorbitantes y ofrece pocas opciones.

Los conservadores se quejan de la "opción pública", que permitirá al Gobierno competir con las aseguradoras privadas, y de que fondos federales puedan financiar abortos en Estados Unidos.

La versión del Senado contiene la "opción pública" pero, a diferencia de la cámara baja, permite que los Gobiernos estatales puedan salirse del mercado de "intercambio de seguros".

Ese mercado de seguros está pensado para quienes no tienen seguro médico a través de sus empleadores.

Los inmigrantes indocumentados quedan excluidos de todo tipo de ayuda, incluso si pueden costear de su bolsillo un seguro médico. La versión de la cámara baja les deja abierta la posibilidad de comprarlo sin subsidios del Gobierno.

En la versión del Senado, tampoco los residentes de Puerto Rico podrían participar en el "intercambio de seguros".

El Senado mantiene la prohibición legal de financiar con fondos públicos el aborto, salvo casos de violación, incesto o riesgo de salud para la madre.

De todas formas, fuentes demócratas, que pidieron el anonimato, dijeron hoy en conferencia telefónica que se preven numerosas enmiendas para modificar el plan, especialmente en lo relacionado a inmigración, aborto y la financiación de la reforma.