La ola de criminalidad que sufre Puerto Rico parece fuera de control tras superarse los 800 asesinatos en lo que va de año, responsabilidad que para el superintendente de la Policía, José Figueroa Sancha, no recae exclusivamente en su departamento por tratarse de una "enfermedad" social.

"Es parte de una enfermedad social que no es tan sólo responsabilidad de la Policía de Puerto Rico", dijo Figueroa Sancha, tras un fin de semana que dejó 17 nuevos muertos y con el país conmocionado todavía por el espeluznante asesinato del joven homosexual Jorge Steven López Mercado.

Los nuevos asesinatos, que elevaron la cifra a 801, se producen cuando no se ha superado la polémica creada tras difundirse un vídeo casero, presuntamente por jóvenes de un residencial de la ciudad sureña de Ponce, donde niños empuñando armas de fuego reproducen la vida en los puntos de venta de drogas de la isla.

Figueroa Sancha reconoció que el número de asesinatos es alto y por encima de las cifras del pasado año, por lo que abogó por la puesta en marcha de un campaña encabezada por el Gobierno para erradicar la violencia de la sociedad puertorriqueña.

El propio gobernador, Luis Fortuño, se pronunció sobre el asunto para señalar que el Ejecutivo toma las medidas necesarias para combatir la lacra de la criminalidad en Puerto Rico.

El catedrático de Sociología de la Universidad Interamericana Manuel Torres Márquez señaló a Efe que Puerto Rico es "una capital de la droga" a nivel mundial dada su estratégica posición geográfica, uno de los factores que explican sus altos índices de criminalidad.

Torres Márquez, también designado catedrático de la UNESCO de "Problemas de Habitabilidad en las Ciudades Hispanoamericanas y Revitalización Integral de sus Centros Históricos", explicó que Puerto Rico cuenta con los laboratorios de droga clandestinos más sofisticados del mundo.

El especialista apuntó que en la isla, a diferencia de en otros países productores de América Latina, además de comerciarse con la droga ésta se consume en elevadas cantidades, lo que crea el ambiente propicio para la explosión de la delincuencia y el crimen en las calles.

"En Puerto Rico producimos gran cantidad de droga que se consume mucho en todas las clases sociales", destacó, tras recordar que la política de "mano dura" contra el crimen implantada por sucesivas administraciones no ha dado el resultado esperado.

El académico de la Interamericana recordó también que hasta un 55 por ciento de la población de la isla recibe ayudas sociales del Estado para vivir, lo que demuestra la carencias de la sociedad puertorriqueña.

"En Puerto Rico se ha producido una degeneración del estado de bienestar", resaltó, después de subrayar que el de la isla "es un pueblo con violencia contenida por años de experiencia colonial", con lo que introdujo un factor político para explicar una de las raíces del problema.

El catedrático de Sociología y Antropología de la Universidad de Puerto Rico José Luis Méndez subrayó por su parte que una de las causas de la criminalidad es, sin duda, la lucha por el control de puntos de venta de drogas.

Méndez añadió además la influencia directa de la cultura de la violencia que llega desde los Estados Unidos y, en las últimas fechas, el desempleo, que ha empujado a muchos puertorriqueños a buscar medios de vida al margen de la ley

En cuanto al asesinato del joven homosexual Jorge Steven López Mercado, la Policía arrestó ayer a Juan Martínez Matos como autor del crimen, en un caso que según la prensa podría tener su origen en sentimientos homófobos.

Martínez Matos confesó el asesinato, aunque según su versión lo hizo en defensa propia, tras reconocer que odia a los homosexuales desde que fue violado hace años en una de sus estancias en prisión.

El detenido, según la versión detallada en la prensa, decapitó a López Mercado, desmembró su cuerpo y prendió fuego a algunas partes, hechos que han desatado las protestas de la comunidad homosexual de la isla.

Las muertes violentas hasta hoy suman 801, lo que significa 82 más que en las mismas fechas de hace un año, de las que un 18 por ciento se produjeron en sábado y un 16 por ciento los viernes, cifra que baja al 14 por ciento en domingo.