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"Nadie debe soportar ningún acoso en el trabajo"

La organización WOAR junto con voluntarios de la comunidad iniciarán campañas para prevenir el acoso de cualquier tipo en el trabajo en la comunidad más…

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El “moving” es el equivalente del “bullying” pero en el ambiente laboral y constituye otro problema entre la comunidad inmigrante que tiende a quedarse callada por miedo a perder su trabajo o ser deportada. Newscom

Para Rosa conseguir rápido un trabajo de mesera recién llegada a Filadelfia de México fue un milagro pues ya no quedaba mucho de sus ahorros y necesitaba pagar las cuentas.

Sin embargo, al tiempo su milagro se convirtió en infierno cuando sus compañeros, también mexicanos, la comenzaron a acosar sexualmente.

“Llegue entusiasta con la idea de poder ganar dinero y regresar”, dijo Rosa, quien se considera buena empleada.

Al principio sus compañeros con los que trabajaba directamente, comenzaron a invitarla a salir. “Yo solo les decía que no podía y trataba de concentrarme en mi trabajo, pero eso no les gustó y comenzaron a empeorar las cosas cada día más”, dijo la mexicana.

Primero, comenzaron los chistes sexuales subidos de tono, a los que ella respondía con risas incómodas hasta llegar a los comentarios directos insultantes que mencionaban sus senos y otras partes íntimas.

“Cuando estás en esas circunstancias te sientes atrapada porque por un lado quieres contestar y defenderte y por otro no quieres empeorar las cosas. Y si le decía al dueño, no pensaba tal vez que me iban a correr, pero sí que los compañeros me iban a hacer la vida imposible como lo hicieron al final”, recordó.

El acoso llegó a un punto en que se volvió físico. “Teníamos que pasar por un pasillo angosto para llevar los platos sucios y los compañeros se paraban ahí para poder frotar su parte íntima contra mí y la otra mesera”, dijo Rosa.

Sin embargo, al no conocer a nadie y al no tener documentos legales para trabajar, las opciones son muy pocas.

“La violencia sexual, el acoso, el ‘bullying’, el hostigamiento y el ‘moving’ son crímenes muy comunes y los menos reportados; es lo más tolerado por la sociedad”, dijo Cristina Pérez, directora del alcance latino en la organización sin fines de lucro Mujeres Contra la Violación (WOAR) y quien lleva décadas brindando ayuda a  hombres y mujeres en su mayoría indocumentados que han sido víctimas de abuso sexual, en Filadelfia.

Además, del acoso sexual, el “moving”, el cual es el equivalente del “bullying” pero en el ambiente laboral es otro problema entre la comunidad inmigrante.

“Moving” es el abuso de una persona con autoridad hacia sus subordinados en el ambiente laboral, en donde se crea una relación de codependencia entre la persona con poder y la víctima. El empleado depende del ofensor y se conforma, explicó Pérez. 

“El moving consiste en una comunicación hostil y sin ética contra la víctima, disimulada de manera sistemática para continuar con su patrón de extorsión. En los trabajadores que empiezan un trabajo con muy buenas ganas de desarrollarlo, de hacerlo y aprender, genera un impacto negativo a nivel psicológico y emocional; empieza a sentirse miserable, mentalmente y existencialmente porque siente que sus metas y logros se están yendo y por último deserta de su trabajo”, dijo Pérez.

Es por eso que surgió en WOAR la idea de hacer una campaña contra el abuso que comenzará en los restaurantes de la ciudad que es donde se concentra la mayoría de la comunidad inmigrante y más vulnerable a este problema.

“Es un acercamiento hacia las comunidades trabajadoras tratar de hacer una campaña permanente, a través de educar a los adultos, en este caso dirigida a los latinos, que muchos de ellos por su situación están siendo victimizados y no lo reconocen porque no logran identificar que es un crimen”, dijo Pérez.

“En la mayoría de los casos, los dueños de los restaurantes no son los abusadores, sino los gerentes o alguna persona con poder, a veces los dueños ni se dan cuenta”, dijo Pérez.

El primer paso de la campaña fue educar a un grupo de jóvenes mexicanos voluntarios que están recibiendo el entrenamiento necesario para identificar víctimas y proveerles apoyo.

“Para los hombres es más difícil reconocer y admitir que están siendo abusados y esto es una cadena de violencia porque tienden a llevar esa frustración al hogar y a desquitarlo con la esposa e hijos”, dijo Pérez.

Hasta el momento van cinco jóvenes voluntarios que no quisieron revelar su identidad, pero que tienen entre 23 y 43 años y son trabajadores de restaurantes de la misma comunidad.

“Somos pocos, pero con grandes ideas y ganas de mejorar la situación de nuestra comunidad”, dijo Juan, uno de los voluntarios.

“Nos hemos dado cuenta que es más fácil hablar con la gente cuando te ven del mismo color”, dijo Juan.

Todos los voluntarios se mostraron entusiastas con la nueva iniciativa.

“Hago esto por mi familia, por mi esposa y mis dos hijas, quiero que crezcan y vivan en un mejor ambiente”, dijo otro de los voluntarios.

Además, WOAR ha enviado una carta a los dueños de restaurantes ubicados en el centro de la ciudad ofreciendo 20 minutos de educación  gratuita con los empleados, cada dos semanas.

La reuniones buscan proveerles información acerca del acoso a través conversaciones bilingües y volantes con información sobre este problema con el afán de mejorar la calidad de vida de sus empleados, que esto mejore su desempeño laboral y por ende su negocio.

“Lo más importante es que la gente entienda que es un crimen y como tal lo denuncie sin miedo a que le van a pedir los papeles y esperamos está campaña dé buenos resultados y sea algo permanente que pueda crecer a otros niveles”, dijo Pérez.

Reciba y ofrezca ayuda

Para información acerca de WOAR y de cómo recibir ayuda llame al  215 985 3315, ext. 175.
 Además el grupo de jóvenes voluntarios hace una cordial invitación a aquellos hombres que quieran hacer una diferencia en su comunidad y participar en Diálogos de Hombres, los lunes de 10 a.m. a 12 p.m.  en las oficinas de WOAR ubicadas en el 1617 del Boulevard  JFK, suite 1100.