LIVE STREAMING

"Güey", grosería dependiendo del tono

Los mexicanos usan más de un millón de malas palabras al día.  

MÁS EN ESTA SECCIÓN

¿Cuáles son las preocupacion

Protección Temporal

La economía está estancada

Buenas noticias empresarios

Adiós a un 'problem solver'

Combatiendo la adicción

Un problema sin vencimiento

Cultura latina dividida

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

  La palabra güey, aunque también la escriben como buey está en la mayoría de las listas de irreverencias mexicanas, pero se la han apropiado los jóvenes buena onda como un término para expresar cariño. Se oye en forma constante, tanto como surge “dude” (amigo) en una conversación en inglés.

 Al igual que muchos mexicanos, no obstante, las adolescentes también echaron mano de todo un arsenal bien surtido de maldiciones más potentes, la mayoría de las cuales se refería, de una forma o de otra, al sexo. Sin embargo, incluso esas se proferían en una forma tan casual que parecían no conllevar tanto escozor.

 Los mexicanos, a pesar de la fama que tienen en América Latina de ser excesivamente corteses y formales, maldicen como marineros, se encontró con una encuesta reciente. Usan los improperios cuando hablan con sus amigos, con sus compañeros de trabajo, con sus cónyuges e, incluso, con sus jefes y padres. Lo que se grita más que ninguna otra cosa en el Día de la Independencia es: “¡Viva México, cabrones!”, una exhortación patriota dirigida tanto a bastardos como a amigos, lo que depende del tono que se emplee.

 Consulta Mitofsky, una empresa mexicana que se dedica a levantar encuestas, preguntó recientemente a mil mexicanos sobre el uso que hacen de las “groserías”, como se dice comúnmente en español a las maldiciones, y encontró que los encuestados estimaron que usan un promedio de 20 malas palabras al día. Los que las dicen más, como es lógico, son los jóvenes. “La generación de menos de 30 años ve el uso de malas palabras como algo más natural, y las utilizan no sólo frente a amigos, sino, dicen muchos de ellos, en frente de sus padres o jefes”, fue uno de los resultados de la encuesta.

En términos geográficos, las personas que más ofenden se encuentran en el norte, cerca de la frontera con Estados Unidos, y en el centro del país. Por lo general, los hombres resultaron ser más malhablados que las mujeres, aunque no por mucho. Las personas de los niveles socioeconómicos más altos también son más irreverentes, se encontró con la encuesta, que los que supuestamente están más abajo en la escala del éxito.

Raúl Trejo Delarbre, un sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, dijo que usar groserías se puede hacer con creatividad y puede manifestar emociones que se expresan en forma diferente con otras palabras. Sin embargo, también reconoció que maldecir puede ser sólo y llanamente decir malas palabras como siempre se ha hecho.

No obstante, Octavio Paz, en su libro clásico sobre la psique de su país, “El laberinto de la soledad”, pasa bastante tiempo evaluando las groserías mexicanas. “Las palabras prohibidas hierven en nosotros, justo como lo hacen nuestras emociones”, escribió. “Cuando finalmente explotan, lo hacen dura, brutalmente, en la forma de un grito, un reto, una ofensa. Son proyectiles o cuchillos. Causan heridas”.

Lo que exactamente se considera una mala palabra en México puede requerir de cierta interpretación. Hay varios tipos de insultos, algunos que comparan a las personas con animales, otras que se refieren a la capacidad mental disminuida del receptor. Otras hacen referencia al sexo usando esa palabra, la más mexicana de todas, “chingar”, sobre la cual la Real Academia Española de la Lengua dice que es un derivado de la palabra “luchar”, pero que en México puede ser muy ofensiva o muy inofensiva.

“Es definitivamente personal”, dice la encuesta sobre la propensión de los mexicanos a decir groserías. “Se puede aplicar la misma palabra en contextos diferentes y en dos momentos diferentes se puede ver en maneras muy diferentes”.

Casi siempre es obvio, claro está, cuando se dice una grosería como una grosería.

Resulta que hay bastante por lo cual maldecir en México estos días. La economía está de capa caída, ya que se espera que este año el declive sea de ocho por ciento, una de las peores contracciones en el mundo. Los políticos traman sus numeritos de costumbre y los narcotraficantes siguen arrasándolo todo, compitiendo unos con otros para ver quién mata a sus rivales en la forma más truculenta.