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Europeos se meten en la piel de los limpiabotas bolivianos

Proyecto social para el intercambio de experiencias entre jóvenes.

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El joven aleman Jonathan Krull, de 19 años, decidió cumplir en Bolivia con su trabajo social, que reemplaza el servicio militar en su país. 

Una veintena de jóvenes europeos se ponen cada año en la piel de la multitud de lustrabotas y vendedores de la calle que trabajan en la ciudad boliviana de La Paz, gracias a un proyecto social de la Fundación Arcoiris, creada por el sacerdote alemán José María Neuenhofer.

Desde hace 15 años, jóvenes de distintos países europeos llegan a La Paz para “crear espacios de intercambio y enriquecimiento” con limpiabotas y chicos de la calle, explicó Cristóbal Bobka, uno de los directivos de esta organización no gubernamental.

Los voluntarios, generalmente estudiantes que quieren tener una experiencia en América Latina antes de entrar en la universidad, conviven con los lustrabotas y trabajadores de la calle para conocer sus problemas, les ayudan con sus necesidades alimentarias y médicas y les aconsejan cómo llevar sus negocios para que puedan prosperar.

Es el caso de Jonathan Krull, un joven de 19 años, que decidió pasar de una vida acomodada en la ciudad alemana de Hannover a uno de los países más pobres de América Latina para cumplir con su trabajo social (que sirve en su país para sustituir al servicio militar) en la ciudad boliviana de La Paz.

Krull, que trabaja desde hace tres meses en la capital andina, eligió el proyecto de los chicos que limpian zapatos en las calles de La Paz porque, a su juicio, “ofrece una visión completa de la vida diaria de la gente de Bolivia”.

“Me parece muy interesante hablar con los lustrabotas porque la mayor parte de la sociedad no habla con ellos y los discrimina”, afirmó el joven alemán que visita cada día a los limpiadores de botas para conocer sus necesidades y problemas.

Movido por este deseo de conocer la realidad boliviana, Jonathan no duda en ciertas ocasiones en ponerse el pasamontañas con el que habitualmente los jóvenes limpiabotas hacen su trabajo en las ciudades bolivianas para ayudarles a limpiar zapatos.

Por cada limpieza de zapatos negros o marrones, que dura unos tres minutos, un limpiabotas recibe cerca de un peso boliviano (algo más de un centavo de dólar) y esta cifra puede subir algunos centavos si el calzado es de otro color.

Fundada por el sacerdote alemán José María Neuenhofer en 1994, esta organización pretende responder a las necesidades básicas de los niños y jóvenes huérfanos o con desarraigo familiar que viven o trabajan en las calles de La Paz.