Los organizadores de la huelga general convocada para el pasado jueves en Puerto Rico señalaron que los 200.000 asistentes que dicen haber reunido en la manifestación del centro de San Juan muestran el éxito de la iniciativa, mientras que el Gobierno anunció que no dará marcha atrás a los despidos.

Los líderes sindicales subrayaron que el gobernador, Luis Fortuño, debe repensar su decisión de despedir a 17.000 empleados públicos, una vez finalizada una multitudinaria manifestación que concluyó frente a Plaza Las Américas, el centro comercial más grande del Caribe, situado junto al distrito financiero de la capital.

Los sindicatos aseguran que fueron 200.000 los simpatizantes que recorrieron las principales vías del distrito de Hato Rey, cifra que el Gobierno rebaja a 15.000, mientras que la Policía no emitió un comunicado oficial de asistentes.

Los sindicatos puertorriqueños detuvieron parcialmente la actividad laboral del país, con el cierre de todas las compañías estatales, mientras que en el sector privado tanto comercios como empresas optaron mayoritariamente por abrir sus puertas.

Los grupos sindicales se apuntaron una victoria con la no apertura de Plaza Las Américas, el icono del consumismo puertorriqueño, aunque aeropuertos y muelles funcionaron con total normalidad.

El presidente del Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores (SPT) -uno de los más importantes de la isla-, Roberto Pagán, dijo que la huelga es la respuesta a una política de despidos gubernamental que traerá graves consecuencias para la economía del país.

Por su parte, el portavoz de la Coordinadora Sindical y del Frente Amplio de Solidaridad y Lucha (FASyL), Luis Pedraza Leduc, manifestó que la adhesión registrada el jueves indica que se consiguieron los objetivo marcados.

El sindicalista advirtió al Gobierno de que si no da marcha atrás en su decisión de poner en la calle a 17.000 funcionarios será convocada una huelga general indefinida, un paso que como predijo sí paralizaría entonces la actividad económica de la isla caribeña.

El presidente de la Unión General de Trabajadores (UGT), Juan Eliza Colón, indicó que si el Ejecutivo no valora el mensaje de los manifestantes de “habría que ir a una huelga general indefinida”, lo que definió como “palabras mayores”.

Por su parte, Fortuño, que según sus palabras no modificó su agenda del jueves por la protesta, apeló a la serenidad ciudadana y pidió respeto para aquellos que decidieron trabajar, tras lamentar el cierre de Plaza Las Américas, que como recordó emplea a 10.000 personas.

El número dos del Ejecutivo, el secretario de la Gobernación, Marcos Rodriguez-Emma, fue sin embargo quien tomó la responsabilidad de enfrentarse verbalmente a los sindicatos al asegurar que no habrá “marcha atrás en los despidos”.

Rodriguez-Emma precisó, además, que el área donde se concentraron los sindicatos no permite albergar a más de 15.000 personas, muy por debajo de la cifra de 200.000 asistentes barajada por los convocantes.