Brasil, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú y Surinam, bordean una de las  regiones geoestratégicas más apetecidas para la humanidad: El Amazonas, por considerarse la más grande fábrica de oxígeno y agua del planeta tierra. Su extensión de 6.000.000 kilómetros cuadrados, también ofrece un potencial de desarrollo inimaginable como espacio útil para el hombre del futuro.

Allí se centra uno de los temas de tensión geopolítica actual y puede explicar parcialmente los movimientos armamentistas de los países involucrados, como Brasil, Venezuela, Colombia, Ecuador entre otros.

El presidente Lula del Brasil, sustentó, entre otros argumentos, para suscribir el pacto de suministro de armas y tecnología con Francia, a la necesidad de proteger los intereses de su país sobre la riqueza del Amazonas, en jugada calculada de ajedrez, interpretando que Colombia se alió con USA, al permitirle a ese país el uso de siete bases aéreas y una naval, a las fuerzas armadas de los Estados Unidos, primera potencia del mundo.

Venezuela, prosigue su alianza con Rusia, para le provisión de armas de ataque y defensa y asistencia tecnológica, según su presidente, para responder a una posible amenaza sobre su riqueza petrolera y amazónica.

El presidente Colombiano Alvaro Uribe, en su reciente visita a USA, mencionó la posibilidad de una confrontación nuclear a futuro en Suramérica

Es decir que los países más pudientes que circundan la región Amazónica, tienen ya su "protector", en el campo militar: USA, Rusia y Francia, con dominio de la tecnología nuclear. Las grandes potencias toman posiciones...cual será la el siguiente movimiento?

Los críticos dicen que en los Estados Unidos se está creando un nivel de opinión sobre el Amazonas, como una riqueza hasta ahora mal administrada y que es de interés estratégico para USA.

Quien no conoce algo de la región amazónica, bien puede comenzar a descifrar el enigma de esta "maravilla natural" con la siguiente crónica:  

".-Son las  12.30 del mediodía y los altavoces del aeropuerto El Dorado de Bogotá, Colombia, hacen el llamado para el abordaje del vuelo de Aerorepública con destino a la ciudad de Leticia, capital de Departamento del Amazonas, de la república de Colombia.

El moderno avión Embrear de fabricación brasileña se levanta muy ágil por los aires con sus 110 pasajeros a bordo y se enrumba hacia el sureste, abandonando la verde planicie que rodea la bella capital colombiana; después de unos pocos minutos de turbulencia, propios del tránsito por los picos de la cordillera Oriental, el avión se aventura a volar sobre las enigmáticas selvas del Amazonas. Son 90 minutos de vuelo sobre un piso de verde intenso, surcado por ríos o sus afluentes, que serpentean sobre el tapete amazónico colombiano.

El aeropuerto "Alfredo Vázquez Cobo" - de la ciudad de Leticia nos da la bienvenida y el ingreso al exótico mundo del Amazonas, considerada la selva tropical más grande del planeta y que la comparten: Brasil con un 50% y el restante 50%, Perú, Colombia, Ecuador, Bolivia, Venezuela y Surinam.

Dos mundos se complementan: El río Amazonas y la selva virgen, cada uno con su propia biodiversidad, pero interdependientes en su subsistencia.

Fue Francisco de Orellana, un español aventurero que se internó desde el Perú en el año de 1542 y surcó el río Amazonas desde Iquitos hasta la desembocadura en el Océano Atlántico, donde hoy se ubica la populosa ciudad brasileña de Belem; fue él quien bautizó el río así en honor a las tribus de mujeres guerreras, que encontró a su paso, al estilo de los escritos de la mitología griega. En su honor se levanta en el centro de Leticia un monumento a su memoria.

La extensa región amazónica, ha sido un generoso proveedor de riqueza y vida para el hombre: es la mayor "fábrica" de oxigeno y de agua y es fuente continua de riqueza forestal, ictiológica y minera. Entre 1890 y 1920, fue un alimentador de la fiebre del caucho natural, para abastecer la industria mundial. Posteriormente ha sido un proveedor natural de maderas como el cedro, la tagua, la quina para las grandes urbes de los países circundantes.

El turismo ecológico ha visto incrementar sus visitantes de todas las comarcas del Planeta: chinos, alemanes, japoneses, americanos, italianos, franceses, surcan el Amazonas en las rápidas "chalupas", para adentrarse en esa maravilla natural.

Paisajes naturales refrescan la visual del hombre citadino donde se mezclan con la presencia de tribus indígenas: Huitotos, Coreguajes, Ticunas, Sibundoyes, Yuanas   en su hábitat natural, las especies nativas: Anacondas, micos, chipancés, cocodrilos; qué decir del espectáculo de los delfines rosados que danzan en los remansos del gran río en los alrededores de los poblados: Benjamín Contant y Tabatinga  en Brasil.

La oferta del turismo ecológico incluye la visita a parques naturales como el Amancayacu y pueblos de las riberas de Perú, Colombia y Brasil, en cómodas lanchas con motor fuera de borda y en cuyos "puertos" se degusta la abundante comida tropical a precios que no superan los US$ 5 por ración. El viajero, también puede disfrutar del fascinante hospedaje en plena selva para escuchar los aullidos de los animales salvajes en la oscuridad de la noche o dormitar placidamente en un hotel de los pueblos ribereños.  

Quien quiera vivir la aventura por el río Amazonas, puede surcarlo en un potente barco remolcado por motores diesel, aguas abajo hasta encontrar a la capital del imperio amazónico: Manaos- Brasil-, urbe comercial de más de un millón de habitantes; pero si el ánimo aventurero se incrementa, el viaje puede proseguir hasta llegar a Belem- Brasil- donde la vista se recrea  con el fenómeno del ingreso del río al océano en una extensión de 40 kilómetros de ancho.

El periplo puede durar ocho días en un ambiente de trópico, matizado con olor a selva, sabor de especies nativas y la orquestación de los sonidos de la desafiante fauna y flora.   

Para el hombre moderno acostumbrado a los avatares del "mundo civilizado", una  "fuga" por el Amazonas, es volver a encontrarse con sus raíces ancestrales: El agua, la fauna, la naturaleza, en una sinfonía orquestada por el Supremo Creador"-.

Es indudable que la región amazónica, es una zona de gran interés para las grandes potencias así como para los países que la circundan, pero quiero resaltar, que por sobre todos esos intereses particulares o nacionales, es de vital importancia para la supervivencia de la humanidad, por el suministro de agua, oxígeno así como por su  reserva forestal y animal.

Qué hacer entonces? La intervención sobre esta riqueza de la humanidad, debe pasar por un gran pacto mundial, que involucre a la ONU, la OEA, UNASUR, que establezca los parámetros de manejo  en un proyecto de desarrollo sostenible para la humanidad. El dinero apropiado para el armamentismo, se debe dirigir a crear un fondo de contribución global, para preservar esta maravilla natural, que por fortuna la tenemos en Latinoamérica.