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Los mexicanos que llegaron a la Corte Suprema

Antes de Sotomayor, dos abogados mexicanos triunfaron contra discriminación. Su historia se presentó el jueves en Filadelfia.

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La segregación era parte de la vida diaria de los mexicanos de Texas en los años cincuenta. El trabajo de Gus García (arriba), uno de los abogados en el caso Hernández vs. Texas, contó con el apoyo financiero de miembros locales de LULAC (abajo). 

“Nosotros también luchamos para igualar esta Nación”, dijo el ex  juez de Filadelfia Nelson Díaz. “Este caso abrió las puertas para los mexicanos”.

Díaz se refiere a Hernández vs. Texas, el primer caso de derechos civiles presentado por abogados latinos en la Corte Suprema del Estados Unidos en 1954, cuya historia está recopilada en “A Class Apart”, documental que se presentó en Filadelfia el jueves pasado y que se puede ver por internet.

El filme cuenta la historia de un grupo de abogados de origen mexicano que usaron la Constitución para lograr una victoria significativa en la lucha en contra de la discriminación, y creando así un precedente para los derechos de todas las minorías en Estados Unidos.

“Con el debate sobre la inmigración, y el alza en crímenes de odio contra latinos, yo quería recordarle esta historia al público  que quizás no conoce el contexto de la discriminación en contra de los latinos”, dijo Carlos Sandoval, productor del documental. “También nosotros los latinos no conocemos esta parte de nuestra propia historia”.

El documental se enfoca en Gus García y Carlos Cadena, quienes estaban luchando por los derechos civiles al mismo tiempo que se peleó el caso de Brown vs. Board of Education en contra de la segregación escolar en California.

“Este fue uno de los primeros casos que enseñaron la inhabilidad del sistema de tener representación de los latinos en los jurados penales”, dijo Díaz, explicando que también creó un precedente que fue utilizado para desafiar otros tipos de discriminación.

Todo comenzó en el pequeño pueblo de Edna, Texas, en 1951, cuando el trabajador agrícola Pete Hernández mató al granjero Joe Espinosa.

Varios testigos corroboraban que Hernández sí había matado a Espinosa. Pero para los abogados que tomaron el caso, lo fundamental era quién tenía y quién no tenía el derecho de juzgar a Hernández, y por extensión a todos los mexicanos de Texas.

Hernández fue encontrado culpable de homicidio por un jurado completamente blanco. Los mexicanos no participaban en los jurados en un estado en el cual la segregación era costumbre en todo, desde la votación hasta las escuelas El documental compara la situación de los mexicanos en el suroeste con el sistema de segregación “Jim Crow” de los afroamericanos en los estados del sur.

Los abogados argumentaron que se habían violado los derechos de Hernández a protección igualitaria bajo la ley, y a ser enjuiciado por un grupo de sus pares.

Irónicamente, durante ese período los mexicanos eran considerados blancos bajo la ley de Texas. Por eso perdieron su primera apelación en la corte de ese estado, cuando decidió que legalmente Hernández no había sido discriminado, dado que el también era “blanco”, al igual que el jurado.

Esto a pesar de que en el mismo juzgado donde los abogados presentaron su caso, debían usar baños reservados para mexicanos y afroamericanos.

Después de años de lucha legal, y altos costos financieros, llevaron su caso a la Corte Suprema, donde lograron la victoria.

La ignorancia sobre la realidad de los mexicanos del suroeste era tanta, que cuando comenzaron su argumento frente a los jueces de la Corte Suprema, abriendo con la declaración de que el acusado era un ciudadano americano de origen mexicano, uno de los jueces respondió “¿Qué es eso?”, según cuenta Carlos Cadena en una entrevista reproducida en el documental.

Díaz, junto con el productor Carlos Sandoval, el juez federal Juan Ramón Sánchez y la jueza de Filadelfia Teresa Sarmina, hablaron en la presentación del documental convocada por la Sociedad Constitucional Americana (ACS), organización nacional de abogados y jueces.

“Este caso no es enseñado en la mayoría de las escuelas de leyes”, contó Kristine Kippins, coordinadora nacional de la ACS. “Casi cada vez que mostramos esta película,  un abogado latino se para con lágrimas en los ojos diciéndonos que se siente robado por no saber esta historia”.