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Muro fronterizo: Carísimo placebo

¿Podemos acaso construir un muro que mantenga a raya nuestra propia codicia y nuestras vergonzosas adicciones?  Mientras tanto nadie ofrece un camino para la…

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¿Podrá algún muro detener la inmigración? No, pero definitivamente brinda una falsa sensación de seguridad, tal cual un placebo ayuda al hipocondríaco esquivar sus quiméricas enfermedades.

La monstruosa pared que ya en Junio del 2009 se extiende por 633 millas , y que apasionados “milicianos fronterizos” ofrecen dar completando por su cuenta las 1,952 millas de la frontera México-estadounidense, resulta ya extremadamente costosa e inefectiva.

El costo durante una vida útil de 20 años es de $6.5 mil millones de dólares solo para infraestructura táctica.  El monto no incluye más de $4 mil millones de dólares ya gastados desde que esta tristemente concebida idea en el 2005 con el nombre de Iniciativa de Frontera Segura –SBI el acrónimo en inglés.  Los miles de millones gastados incluyen $1.1 mil millones de dólares para un muro cibernético de alta tecnología denominado SBInet, proyecto que va retrazado 7 años.  Este ciertamente es un “programa de muchos años y de muchos miles de millones” según informara las semana pasada la Oficina de Contraloría del Estado –GAO a la Cámara de Representantes.

Comparando cuánto gastó los Estados Unidos en el año 2007 en Ayuda Internacional, el costo del muro fronterizo equivale a lo siguiente: 5 años de asistencia para “Supervivencia y Salud de la Niñez”; 22 años de financiamiento para la no proliferación de armas y antiterrorismo; 20 años de presupuesto para el Cuerpo de Paz.

Lamentablemente, el hipocondríaco aún es adicto al menos a tres formas de negocio que para su suerte no han sido siquiera disminuidos por la su maníaca pared: drogas ilícitas, armas de fuego, y mano de obra barata.

El consumo de drogas ilícitas en los Estados Unidos es rampante y sigue creciendo haciendo aún más desperdicio del dinero de los contribuyentes exigiendo que los países productores carguen el peso de una guerra inútil, al mismo tiempo que nuestros propios coterráneos estadounidenses llenos de inseguridades mentales resisten abandonar su adicción.

¿Quién puedo acaso contener el sacro-santo comercio de armas?  No importa que el sofisticado  y poderoso armamento es comprado por los carteles del narcotráfico para asesinar a miles al sur de la frontera.  Cualquier intento de siquiera obtener una lista de compradores de armas, es rechazada ferozmente por los gremios vendedores de armas.  La novedad ahora es que se acusa a cualquier investigador de “odiar las armas”, vaya crimen.

La mano de obra barata figura de varias maneras, sea como la mal denominada “inmigración ilegal” o como productos de consumo baratos.  Sea como fuere hay trabajadores dentro y fuera de los Estados Unidos que no reciben un salario digno ni condiciones laborales básicas, simplemente en aras de alimentar el consumismo fomentado por el mundo corporativo en detrimento de los propios trabajadores estadounidenses.

¿Podemos acaso construir un muro que mantenga a raya nuestra propia codicia y nuestras vergonzosas adicciones?

Mientras tanto nadie ofrece un camino para la legalización de millones de inmigrantes, perpetuando así los mismísimos males que urgentemente deberíamos combatir.