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Descubren primera vacuna efectiva contra el virus del sida

La vacuna de científicos de Tailandia y EE.UU. tiene una efectividad del 31,2%.  

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El Síndrome de
Inmunodeficiencia Adquirida (sida), contra el que el jueves científicos de
EE.UU. y Tailandia han presentado una vacuna, afecta a 33 millones de
personas en el mundo, según datos de 2007 publicados por el Programa
de la ONU contra el Sida (ONUSIDA).

La vacuna anunciada sólo tiene una efectividad del 31,2%,
aunque es un primer avance después de 20 años de infructuosas
investigaciones para lograr una inoculación contra el mal.

Por ello, tanto la Organización Mundial de la Salud como ONUSIDA
reaccionaron el jueves con un cauto optimismo ante el descubrimiento.

El último intento de fabricar una vacuna fue interrumpido a
finales de 2007 por el laboratorio estadounidense Merck después de
obtener resultados decepcionantes tras ser probada en 3.000
voluntarios.

Hasta ahora no se ha encontrado un medicamento que cure
definitivamente el sida, ni una vacuna que lo evite, aunque se ha
demostrado la utilidad de la prevención y de tratamientos
antirretrovirales que mejoran la salud de los afectados.

Pero el coste por persona de la terapia que se usa en los países
occidentales para tratar a los enfermos supera los 10.000 dólares
anuales, un coste inaccesible para el 95% de los afectados en los
países subdesarrollados.

El Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH) causante del sida
sobrevive con dificultad fuera del cuerpo humano y únicamente se
transmite cuando sangre contaminada, semen y otras secreciones
sexuales de una persona infectada entran en contacto con la sangre o
mucosas de otra persona sana.

De ahí la importancia de medidas de prevención como evitar las
relaciones sexuales no protegidas, agujas contaminadas con sangre
infectada con VIH o el uso compartido de jeringuillas.

El primer caso se detectó en 1978 a un joven homosexual residente
en San Francisco (Estados Unidos), aunque en aquella ocasión el
diagnóstico fue el de Sarcoma de Kaposi, (SK) o cáncer de piel.

La llamada epidemia del siglo XX consiste en el deterioro del
sistema inmunológico que lleva a la pérdida progresiva de la función
de ciertas células del sistema inmune denominadas linfocitos CD4, lo
que hace vulnerable el organismo a diversas bacterias externas que
en condiciones normales son inocuas.

Desde los primeros brotes hasta ahora, la progresión de la
enfermedad ha tenido tres focos principales, África, Estados Unidos
y Europa Occidental, extendiéndose en los últimos años a Asia,
especialmente a India y a China.

Unos 33 millones de personas están infectadas con el Virus de
Inmunodeficiencia Humana (VIH) en el mundo, y 21 millones de ellas
han muerto por esta causa, según ONUSIDA.

El sida es la primera causa de defunción en África, donde 22
millones de personas viven con el VIH, lo que supone el 67% de la
población mundial. Es el continente con mayor número de infectados y
con más nuevos casos de contagio.

En América Latina, el número de afectados se elevaba en 2007 a
1,7 millones de personas, con 140.000 nuevos casos en un año.

El uso de tratamientos (antirretrovirales) ha incrementado la
supervivencia de los afectados y según un estudio reciente la
progresión de la enfermedad en personas infectadas se reduce un 28
por ciento si se trata a los pacientes que aún no han presentado
síntomas.

El primer tratamiento contra el sida, el uso de la azidotimidina
(AZT), se autorizó en EEUU en 1987 y en 1996, en la XI Conferencia
Internacional del sida (Vancouver, Canadá) se acordó la utilización
de tres fármacos combinados, dos inhibidores de la transcriptasa
inversa, como el AZT o el 3TC y uno de la proteasa.

Las prácticas clínicas han demostrado que el tratamiento
combinado de estos antirretovirales frena la progresión de la
enfermedad y reduce los niveles del virus en sangre.

Sin embargo, en ocasiones su suministro provoca importantes
efectos secundarios, y por otra parte, los elevados precios limitan
su eficacia a los países ricos.

En África sólo uno de cada mil enfermos se trata con fármacos y
en América Latina un 92 por ciento de los afectados no reciben
tratamiento con antirretrovirales.