El béisbol cubano, que superó con éxito la
fase de grupos del Mundial en disputa en varias ciudades europeas,
sufre hace meses una hemorragia de varias de sus más elogiadas
figuras hacia el exilio, a como dé lugar, en busca de nuevos
horizontes profesionales.

Chapman, Gómez, Maya, Ramírez y Morales, entre otros, son nombres
de principales figuras de la pelota isleña que ahora mismo estarían
en el 'team' que participa en la justa mundialista, si no fuera
porque todos abandonaron el país en avión o en balsas para alcanzar
un hueco en las Ligas rentadas del continente.

El último en brincar el charco ha sido Yunieski Maya, un veloz
diestro integrante de las últimas versiones del equipo de Cuba,
quien antes fue sorprendido tratando de escapar de manera ilegal y
fue excluido de la selección, pese a haber sido el mejor pitcher de
su mano en la última serie nacional.

Maya se encuentra en un lugar no revelado por "razones de
seguridad" e intentará buscar el estatus de agente libre, condición
requerida antes de ser contratado por un equipo de Grandes Ligas.

Casi de manera simultánea, el inicialista de Camagüey en la Serie
Nacional cubana, Leslie Anderson, arribó a México dispuesto a
cumplir su anhelo de jugar en la Gran Carpa, lo que parecía diluido
luego de ser detenido en agosto cuando preparaba su escapada.

Anderson, dueño de la inicial antillana en el II Clásico Mundial
y luego excluido de la novena que juega el Mundial por estos días en
el viejo continente, buscará formalizar residencia en un tercer
país, el trampolín usual de los cubanos antes de saltar al béisbol
profesional de Estados Unidos.

Luego de una historia de intentos de fugas, detenciones y
suspensiones casi calcada a las anteriores, el zurdo Aroldis Chapman
logró evadirse de un conjunto de la isla que en julio pasado
participó en un torneo en Holanda y se quedó en Europa preparando su
aterrizaje en algún estadio de las mayores.

Con 21 años y un amplio repertorio, Chapman pasó de ser la joya
de la corona del pitcheo cubano, al más apetitoso fichaje de varios
equipos de Grandes Ligas que siguen con expectativa la evolución de
su situación en Europa y el desarrollo de los trámites exigidos por
la MLB.

Uno que ya encontró equipo es su colega Yadel Martí, quien la
pasada semana firmó contrato con los Tigres del Licey, actuales
campeones nacionales de República Dominicana, para la temporada de
béisbol invernal que inicia el próximo 16 de octubre.

Martí, ex abridor de los Industriales en la Liga cubana, es
recordado por su estelar actuación en el I Clásico Mundial, donde
tuvo un desempeño de 1-0 y dos juegos salvados, para encabezar el
torneo en efectividad (0,00) sin aceptar anotaciones limpias en 12,2
entradas.

Según algunas fuentes consultadas por Efe, su compañero de viaje
al exilio, el también ex industrialista Yasser Gómez, está a punto
de seguirle los pasos en el béisbol dominicano, donde tendrá que
lucir las dotes de defensor del jardín central y buen tacto con el
bate que lo llevaron al conjunto cubano.

La Liga quisqueyana ha resultado ser una excelente vitrina para
los peloteros que se evaden de la Mayor de las Antillas, que luego
de demostrar condiciones para el béisbol profesional alcanzan saltar
a alguna organización de las mayores, como el caso del versátil
Alexeis Ramírez.

Ramírez recibió 4,5 millones de dólares de parte de los Medias
Blancas de Chicago, con quienes tuvo una muy buena temporada pasada,
mientras que el ex jugador de Industriales Kendry Morales también
logró un contrato millonario con los Angelinos, donde mantiene
caliente su bate, tras calzar los 'spikes' en República Dominicana.

De los que han llegado recientemente, muchos se han visto
millonarios de la noche a la mañana, entre ellos el antesalista
Dayán Viciedo, firmado por once millones de dólares con los
Angelinos, y el muy joven José Iglesias, contratado por los Medias
Rojas de Boston por 8,2 millones.

Si los valen, eso lo dirá el terreno. Lo que sí es cierto es el
interés que despiertan los peloteros de la isla entre los veedores
de la MLB, dispuestos a pagar fortunas por llevarlos a sus terrenos.

Mientras, en este pulso histórico entre las autoridades del
deporte cubano y el béisbol rentado, parece estar venciendo este
último con jugosas promesas que difícilmente alcanzarán sudando la
camiseta de los colores nacionales, cada vez con menos lustre
internacional.