LIVE STREAMING

Confirmación Sotomayor: Victoria política para hispanos

El pleno del Senado confirmó a la jueza de origen puertorriqueño como magistrada del Tribunal Supremo de EE.UU., lo que la convierte en la primera hispana y la…

MÁS EN ESTA SECCIÓN

¿Cuáles son las preocupacion

Protección Temporal

La economía está estancada

Buenas noticias empresarios

Adiós a un 'problem solver'

Combatiendo la adicción

Un problema sin vencimiento

Cultura latina dividida

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

La jueza sonia Sotomayor sobrevivió al campo minado de las audiencias de confirmación y juramentará el cargo a tiempo de la próxima sesión del Supremo.   

 

La histórica confirmación el jueves de la jueza Sonia Sotomayor como la primera latina del Tribunal Supremo de EE.UU. en sus más de 200 años de historia, es una victoria política para el presidente Barack Obama pero, sobre todo, lo es para la comunidad hispana del país.

Sotomayor, de 55 años, logró el “sí” de 68 senadores, incluyendo 9 republicanos mientras otros 31 votaron en contra de confirmarla para uno de los nueve cargos vitalicios en el Tribunal Supremo.

En la votación, sólo faltó el senador Edward Kennedy, gravemente enfermo de cáncer de cerebro.

La oposición republicana se volcó en su contra por temor a que la jueza de ascendencia puertorriqueña dicte las leyes desde el estrado, en vez de aplicarlas.

“Es algo enorme para la comunidad hispana, porque la jueza Sotomayor servirá de ejemplo y de prueba de que los hispanos pueden tener éxito en nuestra sociedad. Su etnia, más que su género, ha dominado en el radar político”, dijo Karen O’Connor, profesora de Ciencias Políticas de American University.

“También es una victoria para el presidente Obama, que ganó en parte por el voto hispano. Yo diría que es un premio de consolación porque su Gobierno no ha tenido muchos logros en el Congreso”, observó la abogada.

O’Connor vaticinó que los republicanos pagarán un alto precio en los comicios de 2010, “porque los hispanos se acordarán de quiénes votaron en contra”.

En ese sentido, señaló que el Partido Republicano “se está volviendo un partido para hombres blancos y viejos, porque éstos suelen votar por los republicanos mientras el resto del mundo vota como independiente o demócrata”.

En los comicios de noviembre de 2008, Obama obtuvo el 67 por ciento del voto hispano, en comparación con el 31 por ciento que recibió su rival, el senador republicano John McCain.

Al votar contra Sotomayor, los republicanos cedieron a las presiones de su base conservadora y de grupos como la poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA), aunque se arroparon en la queja de que el historial de la jueza presuntamente delata “prejuicios personales” y, que por lo tanto, no tendría independencia jurídica.

Aunque se sumaron al coro de elogios a la vida y obra de Sotomayor, a los republicanos les molestó sobremanera que, en un discurso en 2001, ella afirmó que “una mujer latina sabia” tendría mejor capacidad de emitir decisiones que un juez blanco que no ha tenido esas vivencias.

Los demócratas advirtieron que un voto en contra de Sotomayor sería un voto en contra del liderazgo hispano en EE.UU.

El senador republicano de origen cubano, Mel Martínez, respaldó a la jueza y también advirtió el miércoles del daño que ese voto causaría a su partido.

“Hemos permitido que la ideología tenga un papel predominante (en el debate sobre Sotomayor), en vez de sus cualificaciones”, se lamentó Martínez, republicano por Florida.

Los hispanos, que como grupo van ocupando cada vez más espacios en los gobiernos locales, estatales y federal del país, conforman el 15 por ciento de la población y cerca del ocho por ciento del electorado en EE.UU.

Con Sotomayor tendrán finalmente voz en el Supremo, máxima instancia judicial que tiene la última palabra en los asuntos más contenciosos de la vida nacional, como el aborto, la tenencia de las armas, la libertad de expresión, los derechos civiles o la política de seguridad nacional.

Para la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos (NALEO), el voto del Senado “demuestra el papel clave de los latinos en la vida política de EE.UU”.

Sotomayor sobrevivió al campo minado de las audiencias de confirmación y juramentará el cargo a tiempo de la próxima sesión del Supremo.

En toda su historia, el Tribunal Supremo ha tenido más de 110 magistrados, la mayoría de ellos hombres blancos, salvo dos negros y dos mujeres, Sandra Day O’Connor, ahora jubilada, y Ruth Ginsburg.

Sotomayor, tan sólo la sexta católica en el cargo, aportará no sólo su apellido y cultura sino también sus experiencias como una “mujer latina sabia” en el estrado. 

 

Del Bronx: Una jueza perseverante y modesta

La llegada de Sonia Sotomayor como la primera juez hispana del Tribunal Supremo corona una carrera de obstáculos que empezó en el barrio nuyorquino del Bronx.

Nacida en el seno de una familia puertorriqueña, Sotomayor se quedó sin padre a los nueve años.

Su madre, Celina Sotomayor, asumió las riendas del hogar tras la muerte de su esposo y se encargó de criar a sus dos hijos, a los que inculcó la idea de que el trabajo y la educación eran la mejor forma de progresar en la vida.

Los dos aprovecharon los esfuerzos de Celina Sotomayor, una enfermera que trabajaba seis días a la semana y que ha vivido para ver a uno de sus hijos convertido en médico y a la otra en jueza del Tribunal Supremo.

Para la nueva magistrada del Supremo, su madre es la inspiración de su vida, la persona a la que debe todo lo que es y alguien ante quien se sigue sintiendo pequeña.

“Soy sólo la mitad de mujer que ella”, dice en ocasiones la magistrada, a quien de niña le gustaba leer las aventuras de la joven detective Nancy Drew y seguir la serie policíaca de televisión Perry Mason, personajes a los que ella aspiraba a imitar.

El problema es que Sotomayor fue diagnosticada con diabetes a los ocho años. Le informaron que las personas con su dolencia no podían ser policías ni investigadores privados.

Esas advertencias no desalentaron a la magistrada que logró gracias a su talento, perseverancia y el apoyo familiar obtener una beca para estudiar en la prestigiosa Universidad de Princeton, donde se graduó “summa cum laude”. Tras Princeton, se licenció en la Escuela de Derecho de Yale.

Poco después comenzó a trabajar en la oficina del fiscal de distrito de Manhattan, bajo la batuta de Robert Morgenthau, un puesto que ocupó entre 1979 y 1984.

Ese año, George Pavia, un abogado que representaba a Fiat y otras empresas italianas, la fichó para trabajar en el sector privado.

En 1991 dio otro paso adelante, gracias al presidente George H.W. Bush, que la nominó para ser jueza de distrito en Manhattan, un puesto para el que fue confirmada un año más tarde y que la convirtió en la primera jueza federal hispana en Nueva York.

Su decisión más memorable en el citado tribunal de distrito se produjo en 1995, cuando puso fin a la huelga de siete meses de las Ligas Mayores de Béisbol, al emitir un dictamen que respaldó la posición de los jugadores y no la de los dueños de los clubes.

El presidente Bill Clinton la designó en 1997 para el Segundo Circuito Federal de Apelaciones, aunque los republicanos bloquearon su nominación durante más de un año, aparentemente por el temor a que algún día pudiera ser elegida para el Supremo.

Sotomayor se divorció cuando era joven y nunca ha vuelto a casarse ni ha tenido hijos.