LIVE STREAMING
La nueva "oficina" de Sotomayor

La nueva "oficina" de Sotomayor

Sotomayor trepó hoy a la cima del poder judicial de EEUU al ser juramentada. (Actualizada sábado 2:27 p.m.)

MÁS EN ESTA SECCIÓN

¿Cuáles son las preocupacion

Protección Temporal

La economía está estancada

Buenas noticias empresarios

Adiós a un 'problem solver'

Combatiendo la adicción

Un problema sin vencimiento

Cultura latina dividida

COMPARTA ESTE CONTENIDO:

Sonia Sotomayor trepó hoy sábado a la cima del
poder judicial de EEUU al ser juramentada como la
primera juez hispana del Tribunal Supremo, con lo que corona una
carrera de obstáculos que empezó en el barrio neoyorquino del Bronx.

Sotomayor es, además de la primera persona hispana, la tercera
mujer en ocupar uno de los nueve puestos vitalicios de la máxima
instancia judicial del país.

La magistrada describió la distinción como el "mayor honor" de su
vida cuando fue propuesta para el puesto en mayo pasado por el
presidente de EEUU, Barack Obama.

La modestia es, según los que la conocen, uno de los rasgos
distintivos de esta magistrada, que pese a su brillante trayectoria
profesional nunca ha perdido de vista sus orígenes.

Así lo recordó el propio Obama en mayo, quien tras referirse a
los logros académicos y profesionales de la juez de 55 años,
insistió en que Sotomayor "nunca se olvidó de dónde empezó y nunca
perdió el contacto con la comunidad que la respaldó".

Durante las audiencias del Senado, que no fueron nada fáciles,
Sotomayor demostró que no pierde los nervios y que es, ante todo,
una mujer ponderada, de hablar pausado y mente bien ordenada.

Nacida en el seno de una familia puertorriqueña, Sotomayor se
quedó sin padre a los nueve años.

Su madre, Celina Sotomayor, asumió las riendas del hogar tras la
muerte de su esposo y se encargó de criar a sus dos hijos, a los que
inculcó la idea de que el trabajo duro y la educación eran la mejor
forma de progresar en la vida.

De ahí que les comprara la única enciclopedia del barrio y
costeara sus estudios en una escuela católica, convencida de que
equipados con los conocimientos necesarios sus hijos podrían llegar
tan lejos como quisieran.

Los dos aprovecharon los esfuerzos de Celina Sotomayor, una
enfermera que trabajaba seis días a la semana y que ha vivido para
ver a uno de sus hijos convertido en médico y a la otra en juez del
Tribunal Supremo.

Para la nueva magistrada del Supremo, su madre es la inspiración
de su vida, la persona a la que debe todo lo que es y alguien ante
quien se sigue sintiendo pequeña.

"Soy sólo la mitad de mujer que ella", dice en ocasiones la
magistrada, a quien de niña le gustaba leer las aventuras de la
joven detective Nancy Drew y seguir la serie policiaca de televisión
Perry Mason, personajes a los que ella aspiraba a imitar.

El problema es que Sotomayor fue diagnosticada con diabetes a los
ocho años. Le informaron que las personas con su dolencia no podían
ser policías ni investigadores privados.

Esas advertencias no desalentaron a la magistrada que logró
gracias a su talento, perseverancia y el apoyo familiar obtener una
beca para estudiar en la prestigiosa Universidad de Princeton, donde
se graduó "summa cum laude". Tras Princeton, se licenció en la
Escuela de Derecho de Yale.

Poco después comenzó a trabajar en la oficina del fiscal de
distrito de Manhattan, bajo la batuta del mítico Robert Morgenthau,
un puesto que ocupó entre 1979 y 1984.

Ese año, George Pavia, un abogado que representaba a Fiat y otras
empresas italianas, la fichó para trabajar en el sector privado.

En 1991 dio otro paso adelante, gracias al presidente George H.W.
Bush, que la nominó para ser jueza de distrito en Manhattan, un
puesto para el que fue confirmada un año más tarde y que la
convirtió en la primera jueza federal hispana en Nueva York.

Su decisión más memorable en el citado tribunal de distrito se
produjo en 1995, cuando puso fin a la huelga de siete meses de las
Ligas Mayores de Béisbol, al emitir un dictamen que respaldó la
posición de los jugadores y no la de los dueños de los clubes.

El presidente Bill Clinton la designó en 1997 para el Segundo
Circuito Federal de Apelaciones, aunque los republicanos bloquearon
su nominación durante más de un año, aparentemente por el temor a
que algún día pudiera ser elegida para el Supremo.

Sotomayor se divorció cuando era joven y nunca ha vuelto a
casarse ni ha tenido hijos.

Amante del béisbol y de la comida, Sotomayor se describe como una
persona "extraordinariamente intensa" a la que le gusta disfrutar de
la vida.