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Lo que dijo Obama en África

Acompañado de su esposa e hijas, cuando arribó el presidente Barack Obama al continente africano sorprendió a todos con su discurso televisado, un símbolo…

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Acompañado de su esposa e hijas, cuando arribó el presidente Barack Obama al continente africano sorprendió a todos con su discurso televisado, un símbolo poderoso que marca una nueva era y un nuevo mensaje: “La ayuda que África recibe de América deberá ser correspondida con la responsabilidad de remediar sus propios problemas”.

“Debemos iniciar con la premisa de que el futuro de África está en las manos de los africanos”, dijo Obama al Parlamento de Accra, la capital, y después de recordar el trágico pasado del tiempo de la esclavitud, la invasión y la destrucción del colonialismo, agregó: “Es fácil atribuir  y apuntar con el dedo a los culpables de estos y otros problemas, sin embargo, Occidente no es responsable de la destrucción de la economía Zimbabwence en la última década, ni las guerras intestinas en las cuales los niños son enviados al combate.”

Fue un discurso severo, decidido, firme, que si hubiese sido expresado por alguno de los presidentes anteriores, tal vez hubiera sido rechazado. En cambio, fue recibido y  aceptado por la Casa Blanca como una verdad dolorosa que Obama se atrevió a decir cuando nadie antes lo había hecho.

“Ningún país puede crear riqueza y bienestar si sus líderes explotan la economía para enriquecimiento personal, o si la policía se vende a los traficantes de drogas.”  Agregó: “Ninguna empresa invertirá  en un lugar donde el gobierno exprime el 20% a los inversionistas, ni en aquél en el cual la autoridad es corrupta.  Ninguna persona desea vivir en una sociedad en donde el ejercer la ley implica dominar a través de la brutalidad y el soborno.”

Utilizó sus propias vivencias para suavizar sus palabras contundentes: “Mi abuelo era cocinero para los británicos en Kenia y, aunque era respetado por los mayores de su aldea, sus jefes lo llamaron ‘boy’ –término de menosprecio- por la mayor parte de su vida. Esa no es una democracia, sino una tiranía, y ha llegado el tiempo que la tiranía termine.” Agregó: “África no necesita hombres poderosos, sino instituciones fuertes”.

Después de cumplir con su agenda en Rusia e Italia,  dedicó un día de trabajo a visitar África con su familia porque era importante dar un testimonio al mundo: el continente africano es tan importante como los demás continentes. Momentos después visitó una clínica de la mujer para enfatizar el apoyo norteamericano para combatir la mortalidad de mujeres y niños. En seguida se trasladó en helicóptero con su familia al Castillo de Cape Coast, inscrito en la historia de la humanidad como el puerto en Ghana de mayor importancia donde se efectuaba el mercado de esclavos. 

Mientras inspeccionaba las celdas y calabozos del castillo, pasaron por  ‘La Puerta de No Retorno’, donde los esclavos, encadenados, eran conducidos a los barcos y entregados a sus dueños.  Obama, que pocas veces expresa sus sentimientos, en esta ocasión explicaba a sus hijas la tragedia que vivieron sus antepasados en ese lugar.  Comentó que el castillo le recordaba el campo de concentración Buchewald y la existencia del ‘espíritu del mal’ en el mundo.

“Obviamente es una experiencia conmovedora”, les dijo, “pero a pesar de lo dolorosa que es, creo que nos enseña que debemos hacer lo humanamente posible para luchar contra todo tipo de maldad que, lastimosamente, todavía existe en el mundo.” Antes de regresar a Estados Unidos Obama presionó a las naciones más poderosas a crear en un período de tres años, un fondo de $20,000 billones de dólares para la lucha contra el hambre en el mundo, no sólo para proporcionar comestibles y maquinaria, sino para enseñar a los campesinos la técnica y el manejo de equipo en el cultivo del campo.

La historia de Norteamérica guarda en sus páginas el trascendental documento que dio la libertad a los esclavos, firmado por Abraham Lincoln, 16avo. Presidente de los Estados Unidos. También guarda observaciones que hizo Lincoln para la posteridad: “No llegarás a la prosperidad si descuidas la economía.  No puedes ayudar al obrero si degradas al que paga su salario.  No promuevas la hermandad de los hombres incitando al odio de clases.  No puedes ayudar a los pobres si destruyes al rico.  No puedes dar al hombre valor y seguridad personal si le quitas su iniciativa y su independencia.  Y el último, que se aplica mejor a nuestros días que a los de él: “No puedes ayudar a largo plazo a los hombres haciendo por ellos lo que ellos pueden y deben hacer por sí mismos.”

A esta última observación se refería Obama cuando dijo a los africanos que debían tomar su destino en sus propias manos. Nadie hará por ellos lo que pueden y deben hacer por sí mismos. Podemos decir también que nadie hará por nosotros, los mexicanos, lo que podemos y debemos hacer por nosotros mismos.