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Crisis no sumirá a Latinoamérica en "década perdida"

A pesar del duro panorama económico, América Latina no vivirá la misma situación de los ochenta, aunque tampoco será un decenio de bonanza.

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Durante la presentación de su “Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2008-2009”, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) advirtió que la crisis económica mundial no sumirá a América Latina en una nueva “década perdida”, como ocurrió en los años ochenta, pero tampoco será una década aprovechada.

“En América Latina se apagaron los motores del crecimiento y se han encendido los motores de emergencia”, señaló en conferencia de prensa la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.

La crisis interrumpió un proceso de seis años consecutivos de crecimiento y mejora de los indicadores sociales, “y aunque ya hay indicios de que lo peor ya pasó, la recuperación será lenta”, advirtió la responsable de este organismo de las Naciones Unidas.

El estallido tomó a la región mejor preparada que en el pasado, con fortaleza macroeconómica, acceso a financiación externa, aumento del comercio y mejora de los términos de intercambio.

Además, en el periodo 2003-2008, el Producto Interno Bruto (PIB) per capita aumentó un 3%, el desempleo bajó del 11% al 7,5%, la pobreza pasó del 44% al 34%, y América Latina acumuló 500.000 millones de dólares, el mayor volumen de reservas internacionales de su historia.

“Fíjense en todo lo que ganamos. Mucho de esto se va a perder”, se lamentó la secretaría ejecutiva de la Cepal, que pronosticó para este año una caída del 1,9% en la actividad económica de la región.

Señaló que “prácticamente todos los países van a reducir su ritmo de crecimiento”, especialmente México, “el país más afectado”, con un retroceso del 7%, frente a Brasil, Chile y Perú, “que serán los primeros que empiecen una recuperación pronta”, agregó.

La crisis se traduce en un desempleo del 9% (3,4 millones más de desocupados), la caída del comercio (un 38% en volumen y un 21% en valor) y la disminución de 46.000 millones en las reservas internacionales.

“Todo esto tendrá un impacto negativo sobre la pobreza en una región en la que aún hay más de 180 millones de pobres y más 70 millones de indigentes”, advirtió.

La Cepal estima una tímida recuperación en 2010 y no prevé que este año haya problemas financieros en la región, pero precisó que “podrían aparecer en el futuro si la normalización de los mercados se demora”.

Sostiene que los organismos financieros internacionales deben aumentar su capacidad para financiar políticas contracíclicas, toda vez que la región tiene margen para endeudarse.

Estos recursos deben llegar en condiciones adecuadas de plazo y costo, especialmente para los países más vulnerables, ya que esto permitiría costear políticas públicas para frenar un deterioro que dejaría secuelas económicas, sociales y políticas difíciles de revertir, enfatizó la Cepal.

El país que ha tenido una política más activa para reaccionar ante la crisis ha sido Brasil, que ha destinado el equivalente al 8,5% de su PIB, seguida de Argentina, con el 6%.

Estos dos países y Chile (que ha aportado el 2,8%) han combinado programas de inversión pública y de estímulo fiscal, a diferencia de Colombia, México y Perú, que sólo han aplicado programas de aumento del gasto.

Según el análisis de la Cepal, la crisis también arroja incertidumbre sobre el impacto medioambiental, el aumento del desempleo, la precariedad laboral, la pobreza y la fragilidad de las democracias.

Más allá de la coyuntura, “la región necesita retomar la senda del crecimiento a tasas acordes con las necesidades sociales”, recalcó la secretaria ejecutiva.

 

Las remesas caerán al menos 6,9%

América Latina y el Caribe experimentarán este año una caída de al menos un 6,9% en las remesas que recibe esta región, que se ve afectada directamente por la grave recesión que experimenta EE.UU.

El Banco Mundial (BM) publicó el pasado lunes sus nuevas previsiones sobre el flujo de remesas internacionales hacia países en vías de desarrollo revisando en más de dos décimas a la baja sus cálculos anteriores, que apuntaban a un descenso del 5%.

En el caso de América Latina y el Caribe, que registraron el año pasado un volumen de remesas de 64.000 millones de dólares, con un crecimiento del 2,1%, el BM augura una caída del 6,9% este año, pero indica que la evolución podría ser incluso peor al incluir en sus pronósticos un descenso del 9,4% como posible escenario para 2009.

La debilidad del mercado laboral en EE.UU., especialmente en el sector de la construcción, ha afectado negativamente, principalmente a partir de la segunda mitad del año, el volumen de remesas que los inmigrantes latinoamericanos envían a sus países de origen.

En este contexto, el volumen de remesas destinadas a América Latina y el Caribe descenderá este año a 60.000 ó 58.000 millones de dólares, según los cálculos del economista jefe del Grupo de Perspectivas para el Desarrollo del BM, Dilip Ratha.

En México -con 26.300 millones de dólares el tercer país que más remesas recibe, por detrás de India (52.000 millones) y China (40.600 millones)- experimentó un declive del 11% en lo que va de año, después de una caída del 4% registrado en el conjunto de 2008.

La República Dominicana experimentó una disminución del 7% el 30 de junio, El Salvador un 10%, Guatemala un 10% y Honduras un 8%, de acuerdo con las cifras del BM.

El organismo desvincula esas reducciones con un menor flujo de migración, como han apuntado varios informes, al referirse a nuevos datos que indican que los inmigrantes no quieren regresar a sus países porque, pese a la crisis, tienen mejores condiciones en su país de destino.

Los inmigrantes también consideran que una vez que vuelven es más difícil que sean admitidos de nuevo, sobre todo, en el caso de EE.UU.

Una posible recuperación podría producirse tan pronto como en 2010, con un crecimiento positivo, aunque ligero, del 1% para toda la región latinoamericana y caribeña, según el BM.

En el peor de los casos, y si la crisis resultase ser más profunda y prolongada de lo previsto, experimentará una caída del 2%, casi cinco décimas menos que este año.