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Artritis juvenil: Cuando moverse es más que un juego

Aunque muchas personas creen que es una dolencia exclusiva de los abuelos, la artritis es un padecimiento que afecta a casi 300.000 niños en el país.

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Según estimaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, uno de cada 250 niños en Estados Unidos ha recibido un diagnóstico de artritis u otra afección reumática.      

La artritis reumatoideaa juvenil es un tipo especial de artritis que suele darse en personas que todavía no han cumplido 17 años.

El término reumatoidea se refiere a una enfermedad que afecta a los músculos, los tendones, las articulaciones, los huesos y/o los nervios. La artritis es una inflamación (lo que significa que se caracteriza por síntomas como el calor, la hinchazón y el dolor) de la capsula sinovial (que recubre las articulaciones, por ejemplo, las rodillas o los nudillos). Cuando se inflama la capsula sinovial, se produce líquido sinovial, y las articulaciones se pueden inflamar, volverse rígidas, dolorosas y calientes al tacto.

En EE.UU., aproximadamente 285.000 niños y adolescentes tienen alguna forma de artritis. La artritis reumatoideaa juvenil es la más frecuente de todas en esta franja de edad. Se suele diagnosticar entre los dos y los 16 años de edad.

Los síntomas

Los síntomas de la artritis reumatoidea juvenil suelen ir y venir muchas veces a lo largo del curso de la enfermedad. A pesar de que afecta prioritariamente a las articulaciones y el tejido circundante, también puede afectar a otros órganos, como los ojos, el hígado, el corazón y los pulmones. La artritis reumatoidea juvenil a veces provoca solamente síntomas y problemas menores, pero en algunos casos puede dañar gravemente las articulaciones y/o limitar el crecimiento.

Los niños y adolescentes con artritis reumatoidea tienen contracturas musculares y dolor articular de intensidad variable, pudiendo variar la intensidad de la sintomatología de un día a otro e incluso de la mañana a la tarde.

La artritis reumatoidea juvenil es un trastorno crónico, lo que significa que suele durar un período de tiempo relativamente largo (seis semanas como mínimo) pudiendo prolongarse su duración meses o años. A veces los síntomas desaparecen solos, lo que se conoce como remisión. La remisión puede durar meses, años o toda la vida de una persona. De hecho, muchos chicos y chicas con artritis reumatoidea acaban presentando una remisión completa con escasas secuelas permanentes o ninguna en absoluto.

Aunque los científicos todavía no conocen las causas exactas de la artritis reumatoidea juvenil, se está investigando mucho sobre esta y otras formas de artritis. Saben que la artritis reumatoidea juvenil se asocia a anomalías en el sistema inmunitario, que defiende al cuerpo de los gérmenes nocivos, como las bacterias y los virus. Cuando el sistema inmunitario no funciona correctamente,  —como ocurre en diversos trastornos, entre ellos la artritis reumatoidea juvenil—, tiene dificultades para distinguir entre los gérmenes nocivos y los tejidos del propio cuerpo. Esta confusión hace que el sistema inmunitario ataque a los tejidos del propio cuerpo y que libere unas sustancias químicas que dañan los tejidos sanos. La consecuencia de este proceso es una inflamación que provoca los síntomas de la artritis reumatoidea juvenil.

El tratamiento

Cuando la artritis reumatoidea juvenil se diagnostica pronto y se trata adecuadamente, por lo general se puede controlar eficazmente y las lesiones articulares se pueden limitar o incluso impedir. El tratamiento médico tiene como objetivo aliviar los síntomas y puede incluir medicamentos para reducir la inflamación (como el ibuprofeno). Los medicamentos creados recientemente, como el metotrexato y el etanercept, permiten mantener el sistema inmune bajo control y controlar la enfermedad mucho mejor de lo que era posible hace 10 o 15 años. Los ejercicios de fisioterapia -conjunto de movimientos para lograr mayor grado de movilidad (que mejoran la flexibilidad), y la aplicación de calor también pueden ayudar a controlar los síntomas. En contadas ocasiones es preciso recurrir a la cirugía para reparar las articulaciones dañadas.