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Los No alineados quieren ser la voz de los países del sur

Desde mañana y hasta el jueves, Egipto acoge una nueva cumbre delNOAL.

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El ministro de Exteriores egipcio, Ahmed Abo El Gheit, tras una reunión sobre crisis económica y financiera celebrada en el ámbito de la cumbre del Movimiento de
Países No Alineados en Sharm el Sheij (Egipto).

 

El Movimiento de los
Países No Alineados (NOAL), que nació en la Guerra Fría de la mano
de naciones que no querían alinearse a ninguno de los bloques de
entonces, el soviético y el capitalista, hoy quiere alzarse como voz
de los países del sur.

Egipto, cuyo carismático presidente Gamal Abdel Nasser fue en
1961 uno de los miembros fundadores del NOAL, junto a la India, con
Jawaharlal Nehru, y la Yugoslavia del mariscal Joseph Broz Tito,
tiene el gran reto de darle un significado profundo a su existencia.

El nombre de esta agrupación de 118 países se originó en un
discurso de Nehru, que habló del "no alineamiento" de los países con
ninguno de los dos bloques, que pretendían monopolizar el control
del planeta.

Desde mañana y hasta el jueves, Egipto acoge una nueva cumbre delNOAL en la ciudad turística de Sharm el Sheij.

Esta cumbre llega en un mundo que desde la caída del muro de
Berlín y el colapso de la Unión Soviética ha estado dominado por los
Estados Unidos.

El presidente Barack Obama, en la Casa Blanca desde enero pasado,
afronta un mundo en una profunda crisis económica, donde algunas
voces piden la "refundación del capitalismo", y un cambio climático
que amenaza la vida en el planeta tal y como la conocemos.

Hay otras cuestiones en la agenda internacional, como la carrera
nuclear de Irán o la amenaza de Corea del Norte, que siguen de
relevancia con respecto a la anterior cumbre de NOAL, celebrada en
Cuba en septiembre de 2006.

Entonces, los miembros del movimiento cerraron filas en torno al
presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, y defendieron el uso de la
energía nuclear con fines pacíficos.

En la clausura de la cumbre de La Habana, el NOAL selló el
"reverdecer" del Movimiento, apoyó a los líderes de Bolivia,
Venezuela y Cuba y criticaron duramente las políticas de George
Bush.

Tres años después de esa cumbre, el conflicto entre palestinos e
israelíes sigue bloqueado, pero el apoyo de Obama a la creación de
un Estado palestino indica que las cosas pueden tomar una dirección
diferente a la de los últimos 60 años.

El profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de El Cairo
Mostafa Kemal explicó a Efe que el Noal constituye hoy un foro para
las naciones que se encuentran fuera de las plazas en las que se
toman las decisiones, como el Consejo de Seguridad de la ONU o la
Unión Europea.

"El NOAL es un foro muy necesario especialmente en este contexto
de crisis política y económica mundial. Sigue habiendo muchos retos,
como la reforma de la ONU, la cuestión palestina o la situación de
Afganistán y Pakistán", opinó.

Sin embargo, se mostró escéptico con la capacidad real del NOAL
para alcanzar soluciones concretas, aunque reivindicó su utilidad
para "dar voz" a cuestiones como el conflicto palestino.

Se espera que el presidente de la Autoridad Nacional Palestina,
Mahmud Abbás, intervenga en una de las sesiones.

Hoy, el Noal reúne bajo un mismo paraguas a 118 países, la
mayoría africanos, seguidos de asiáticos y árabes y con una
importante presencia de naciones de Latinoamérica.

Del continente americano no están países de la talla de Brasil,
México o Argentina, aunque estos dos últimos son miembros
observadores. El único país europeo miembro del Noal es Bielorrusia.

La que empieza mañana es la XV cumbre de Países no Alineados.
Otras cumbres se han celebrado en lugares tan dispares como Sri
Lanka (1976), Zimbabue (1986), Colombia (1995) o Sudáfrica (1998).

Se trata de la organización de estados con más miembros del mundo
después de las Naciones Unidas, a pesar de la gran diversidad de
culturas, políticas e intereses geográficos y estratégicos de los
países miembros.

Todos sus integrantes comparten su condición de países del sur
con problemas comunes, como la pobreza, la falta de infraestructuras
o mercados de exportación, la deuda externa y conflictos en algunos
casos.