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No es suficiente

El alcalde Michael  Nutter, propuso congelar los salarios de los empleados públicos. La medida es necesaria pero no suficiente para solucionar los graves…

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El alcalde Michael  Nutter, propuso congelar los salarios de los empleados públicos.

La medida es necesaria pero no suficiente para solucionar los graves problemas económicos locales.

No sólo Filadelfia sino todas las ciudades, los estados y el país cargan sobre sí una rémora económica inaguantable representada en sus exorbitantes gastos de funcionamiento que incluye sueldos, beneficios, gabelas, medios para operar como edificios, oficinas, carros, etc.

Y como contrapartida a ese enorme gasto, la eficiencia en  las dependencias del gobierno es cuestionable casi siempre, por no decir siempre.

Si representáramos gráficamente la administración pública, sería el dibujo de un cuerpo deforme lento y lerdo con una cabeza enorme y unos bracitos y piernitas raquíticos.

Esta deformación se ha venido formando (la expresión es correcta) a lo largo de los años de manejo de las oficinas gubernamentales no como lo que debería ser, un servicio público, sino como la oportunidad para disfrutar de recursos que nada les cuesta y que además parecen inagotables. Y encima de todo, bajo  la costumbre de que los puestos públicos son un derecho exclusivo y  a perpetuidad de unos seres privilegiados.

La gigantesca estructura burocrática, costosa e ineficiente, ha llevado a que ciudades, estados e instancias nacionales hayan desembocado en la verdadera inopia económica. Y mientras se quiebran bajo su propia inercia, las comunidades pagan los platos rotos porque ninguno de los servicios públicos se presta con eficiencia. Por eso es que hay tantos problemas en todos los sectores.

Congelar los salarios no es suficiente. Habrá que empezar por revisar las propias cantidades que ganan algunos de esos funcionarios para ver si se justifican de acuerdo al trabajo que hacen.  Habrá que revisar también el total de empleados públicos y si todos son realmente necesarios.

Burócrata significa que quien ejerce esa función no piensa, no tiene iniciativa porque todo lo hace de acuerdo a normas preestablecidas. En las oficinas del gobierno nadie se toma la molestia de pensar siquiera en cómo redactar una carta porque todas las cartas se hacen de acuerdo a modelos que ya están hechos.

¿Por qué no revisar la flotilla de vehículos que tiene la ciudad?          ¿Cuántos son realmente necesarios? Por ejemplo, los que la policía necesita para hacer su trabajo son indispensables.  En la empresa privada sólo los más altos ejecutivos tienen carros costeados por las empresas, los demás pagan sus propios vehículos, la gasolina, los impuestos, etc. ¿Por qué en el gobierno, donde generalmente se trabaja menos, hasta mandos medios y algunos de ahí para abajo (depende de los bien conectados que estén con los jefes) tienen a su disposición carros pagados por los contribuyentes, incluyendo grifo abierto en la gasolinera y millaje sin límites.

No sobraría echarle una mirada al Concejo. El Concejo es indispensable, de acuerdo a la distribución de poderes que rige nuestro sistema político. Pero, de pronto, hay demasiados concejales (esta ciudad está perdiendo cada vez más habitantes) y están resultando muy costosos. Además, de que el balance de su trabajo, como se vio en la reciente legislatura, no es muy bueno que digamos.

No estaría demás revisar los contratos que firma la ciudad, empezando por los de compras para su propio funcionamiento. Qué compra, cuánto compra, cuánto paga, cómo  usa lo que compra o cómo lo mal usa.

En mi opinión el alcalde (no sólo el actual sino todos), los miembros de su gabinete y otros altos funcionarios dedican demasiado tiempo a asuntos protocolarios, asistiendo a fiestas, eventos públicos y otros actos que no requieren la presencia de un encumbrado representante del gobierno. Deberían dedicarse más a su trabajo como tal y si les sobra tiempo pues que se vayan unos días para sus casas sin paga, como les toca a muchos de la empresa privada.

A propósito de empresa privada, a millones y millones  no les han congelado el salario, los han lanzado a la calle donde están sufriendo los rigores del desempleo y la crisis económica.