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TLP: Cuando las emociones estallan y están fuera de control

El Trastorno Limítrofe de Personalidad (TLP) afecta a cerca del 2% de la población en EE.UU. Su incidencia es dos veces mayor que la esquizofrenia.

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Las personas afectadas por el TLP al parecer nacen con un “gatillo emocional” rápido e indebidamente susceptible, que los conduce con frecuencia a pensamientos o intenciones suicidas. 

 

En el popular filme de 1999 “Girl, Interrupted”, Winona Ryder interpreta a una joven mujer que intenta suicidarse, después pasa casi un año en un hospital psiquiátrico con un diagnóstico de desorden de personalidad limítrofe o Trastorno Limítrofe de Personalidad (TLP).

La película, basada en una memoria de 1993 escrita por Susanna Kaysen, fue cautivante. Sin embargo, los expertos dicen que simplificó excesivamente este común, aunque poco comprendido, desorden del humor.

Georges Han, paciente recuperado que actualmente estudia en la Universidad de Minnesota y va en pos de un doctorado en psicología, describe el desorden de personalidad limítrofe como un serio desorden psiquiátrico que involucra un penetrante sentido de vacuidad, impulsividad, dificultad para manejar las emociones, psicosis transitoria inducida por tensión nerviosa y frecuentes pensamientos o intentos suicidas.

El humor puede cambiar rápida e impredeciblemente, las conductas pueden ser impulsivas (incluido el abuso del alcohol o de drogas, conducir vehículos con imprudencia gastar en exceso o comer de manera desordenada), al tiempo que las relaciones con otras personas suelen ser inestables. Muchos pacientes se hacen daño a sí mismos y amenazan con el suicidio o lo intentan a fin de aliviar su dolor emocional.

El nombre de este desorden fue acuñado en los años 30 del siglo XX, en una engañosa referencia al lindero que separa la neurosis de la psicosis. Los expertos destacan que este desorden no tiene nada que ver con ninguna de estas condiciones.

Más bien, los individuos afectados al parecer nacen con un “gatillo emocional” rápido e indebidamente susceptible. Todo parece indicar que esta condición tiene orígenes tanto genéticos como ambientales. Estudios del cerebro han señalado que el centro emocional del sistema nervioso – la amígdala – pudiera reaccionar excesivamente, al tiempo que la parte que controla las reacciones emocionales pudiera estar presentando baja actividad.

En la infancia, la gente que padece este desorden es “híper reactiva, híper vigilante y altamente susceptible”, dijo la terapeuta neoyorquina Valerie Porr. Ellos suelen recibir una variedad de diagnósticos y tratamientos errados que son inapropiados e inefectivos.

“Algunos niños necesitan mayor esfuerzo que otros para aprender a regular sus emociones”, notó Marsha M. Linehan, psicóloga en la Universidad de Washington que concibió el tratamiento más prevaleciente para el desorden de personalidad limítrofe.

Los expertos dicen que incluso los pacientes suicidas tienen escasas probabilidades de beneficiarse a partir del tipo de hospitalización extendida que se describió en “Girl, Interrupted”. Con mayor frecuencia, unos cuantos días en el hospital deberían ser seguidos de psicoterapia enfocada a ayudarles a vivir de manera más efectiva con sus malinterpretaciones cognitivas e inestabilidad emocional.

Linehan practica la terapia de la conducta dialéctica, la única que, con base en pruebas, ha demostrado su efectividad en diversos estudios clínicos al azar. Ella destacó que otros dos enfoques, conocidos como mentalización y Stepp, probablemente también serían de utilidad.

Si desea, puede localizar a terapeutas capacitados en terapia dialéctica conductual a través del sitio web www.behavioraltech.org.

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