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"Un golpe poco tradicional" el de Honduras

No hay un militar en el poder, sino un correligionario del presidente depuesto.

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La destitución de Manuel Zelaya este domingo como presidente de Honduras, hizo regresar a este país a una etapa que ya se creía superada, la de los golpes de Estado que marcaron a su débil democracia en los años 50, 60 y 70 del siglo pasado.

El detonante que originó la separación de Zelaya fue una consulta popular orientada a una Asamblea Constituyente y reformar la actual carta magna, que data de 1982, cuando los militares entregaron el poder a los civiles.

La consulta era una iniciativa de Zelaya que, sectores de oposición y la empresa privada, entre otros, aseguran que lo que pretendía era el continuismo.

La única diferencia entre los golpes del siglo pasado y el de ahora, es que los militares se quedaron con el poder, mientras que Zelaya, aunque depuesto por los uniformados, fue sustituido por uno de sus correligionarios del gobernante Partido Liberal, Roberto Micheletti, hasta hoy presidente del Parlamento.

Quizá por eso un periodista de una radio capitalina dijo que el país estaba ante "un golpe poco tradicional", destacando que todas las instituciones estaban trabajando y no era un militar el que estaba en el poder.

Zelaya no desistió en su proyecto de la consulta popular, a pesar de que organismos como el Tribunal Supremo Electoral, el Ministerio Público y la Corte Suprema de Justicia, resolvieron que era ilegal.

El golpe contra Zelaya se dio igual que los del pasado, de madrugada y, por primera vez, la alerta la dio un medio de comunicación estatal, Canal 8, creado por propio gobernante destituido.

Zelaya fue sacado de su residencia poco tiempo después de una larga intervención en el Canal 8, en el que incluso recibió y respondió mensajes en directo del público y abandonó hacia las 03.00 hora local (09.00 GMT), informó a Efe una fuente del mismo medio de comunicación, que comenzando el día fue clausurado.

Honduras retornó al orden constitucional en 1982, cuando los militares entregaron el poder a Roberto Suazo Córdova, del Partido Liberal, después de casi dos décadas.

En 1982 los hondureños creían que los golpes de Estado difícilmente se podrían repetir, por la lucha política que dieron diversos sectores y la presión internacional para que los militares regresaran a los cuarteles, dejando una estela de corrupción y violaciones a los derechos humanos.

Zelaya asumió el 27 de enero de 2006 para un período de cuatro años, del que quedó a siete meses.

Su iniciativa de la consulta popular creó una polarización entre los hondureños, que en los últimos tres años también han sido testigos de la confrontación abierta entre Zelaya con empresarios, dueños de medios de comunicación, periodistas, políticos de oposición y de su propio partido, entre otros grupos.

La consulta de Zelaya, así como creó muchas expectativas entre sectores populares, provocó pánico entre los empresarios, profesionales, la oposición política e iglesias, entre otros sectores.

Zelaya fue destituido pocas horas después de haber presidido en Casa Presidencial una ceremonia de bienvenida a más de medio centenar de observadores extranjeros, denominados "invitados", en su mayoría de partidos de izquierda de América y Europa.

Su gobierno ha sido salpicado por múltiples denuncias de presuntos actos de corrupción, mientras que varios sectores consideran que uno de los muchos errores de Zelaya ha sido la improvisación en su gobierno, según la opinión de uno de sus más cercanos colaboradores que protestaba por su destitución.

"Es cierto que cometió muchos errores, pero no era para que le dieran golpe de Estado", agregó la misma fuente.