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El miedo, el odio y PennDot

¿A quién hay que temer realmente? ¿Dónde están los verdaderos terroristas? ¿Sobre quién deben tener los ojos puestos las autoridades?

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Tom Toles, Washington Post.

¿A quién hay que temer realmente?

¿Dónde están los verdaderos terroristas?

¿Sobre quién deben tener los ojos puestos las autoridades?

 

A las pocas horas de que un anciano de 88 años entró disparando al Museo del Holocausto en Washington dando muerte a un vigilante de raza negra, llovieron evidencias de que se trataba de un racista y antisemita que niega el Holocausto.

El perfil de James von Brunn es escalofriante como lo son sus declaraciones sobre supremacía y de odio a judíos y negros hechas en internet y que fueron desapareciendo a medida que se conocían detalles del agresor.

Von Brunn estaba lleno de odio. Estados Unidos se está llenando de odio, de odio vinculado con miedos infundados.

El miedo y el odio parecen ir de la mano y han sido atizados de diferentes formas recientemente.

El ex presidente Bush fomentó la política de miedo anti-terrorista durante sus ocho años de mandato.

El miedo ahora parece estar presente con una supuesta conspiración de grupos de supremacía que no aceptan un gobierno de un presidente afro-americano.

También hay otros miedos, los provocados por extremistas como los que dieron muerte a un médico abortista.

Y los inmigrantes siempre han sido blanco del odio provocado por un miedo infundado al cambio demográfico.

¿Qué hacer con tantos miedos, odios y extremistas?

Hay suficiente trabajo para las autoridades, pero en algunos casos éstas se han concentrado en perseguir presas fáciles: Los trabajadores indocumentados.

Ahora por ejemplo, en Pensilvania, están en la mira 45 mil conductores cuyo número de Seguro Social no coincide con los registros.

El ultimátum es para este viernes 19 de junio, cuando se prevé que muchos inmigrantes, entre ellos por supuesto trabajadores hispanos, se van a quedar sin licencia y sin placa porque sencillamente son indocumentados.

PennDot va a reportar las licencias y placas que sean suspendidas, con lo que empieza la cacería de la Policía en el estado.

¿No hay ya mucho miedo y odio como para estar persiguiendo trabajadores indocumentados que de todas maneras no se van a devolver a sus países, pues ya tienen su vida aquí en EEUU?

 

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