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GM en riesgo de quiebra

GM en riesgo de quiebra

Acreedores se niegan a aceptar acciones de la compañía.

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Si bien hasta el momento, los tenedores de bonos se han negado a
aceptar la propuesta, los acreedores de GM tienen hasta la
medianoche de hoy para aceptar el canje, impulsado por la empresa y
el Departamento del Tesoro para evitar la quiebra del fabricante.

El pasado 14 de mayo, General Motors informó a la Comisión del
Mercado de Valores de EE.UU. (SEC, por su sigla en inglés) que si no
recibe suficientes ofertas para el canje de la deuda por acciones,
se declarará en quiebra.

La empresa ha señalado que necesita al menos que el 90 por ciento
de la deuda acepte el canje, a cambio del cual ofrece el 10 por
ciento de las acciones de la firma.

Las posibilidades de que GM interese al suficiente número de
acreedores antes de que termine el plazo, parece remota y los
mercados reflejaban hoy ese pesimismo.

A falta de dos horas para el cierre de la bolsa de Nueva York,
las acciones de la firma se desplomaban un 12,6 por ciento, hasta
los 1,61 dólares.

De hecho, el presidente de General Motors, Fritz Henderson,
afirmó que si es evidente que la empresa no puede llegar a un
acuerdo antes del 1 de junio, declarará la quiebra antes de ese
plazo.

GM está a la espera de que se resuelva la situación de su filial
alemana, Opel, lo que podría producirse en las próximas horas.

El Gobierno alemán indicó que podría decidir quien se hace con
Opel (Fiat o el consorcio liderado por la empresa canadiense Magna)
antes del fin de semana.

Una vez resuelto el futuro de Opel y con la certidumbre de que
los acreedores no aceptarán la oferta, Henderson podría declarar la
quiebra de GM en cualquier momento.

El pesimismo sobre el futuro de GM aumentó en las últimas horas
ante las claras muestras de que poderosos círculos políticos de
Washington están cada vez más opuestos a los planes de la
Administración del presidente estadounidense, Barack Obama, para la
reestructuración del sector.

La semana pasada, unos 40 miembros de la Cámara de Representantes
(en su mayoría republicanos, pero también demócratas) exigieron que
el Congreso ejerza un mayor control sobre la reestructuración del
sector y criticaron el papel que está jugando el Grupo Presidencial
del Automóvil (GPA).

GPA fue creado por la Casa Blanca y el Departamento del Tesoro
para supervisar la reestructuración del sector, pero en la realidad
sus integrantes están tomando decisiones, como forzar la dimisión
del anterior presidente de GM, Rick Wagoner, que los congresistas
consideran excesivas.

Según la cuarentena de congresistas, GPA debería volver a su
"papel consejero", mientras el Congreso es quien tiene
"prerrogativas legislativas constitucionales".

Además, cuatro congresistas republicanos acusaron al secretario
del Tesoro, Timothy Geithner, de favorecer los intereses del
sindicato United Auto Workers (UAW) frente a los derechos de los
acreedores de General Motors.

Los congresistas le recriminaron Geithner de "librar lo que
algunos creen es una guerra contra el capital" y acusaron al
Gobierno de "pisotear" los derechos de los inversores.

En este enrarecido ambiente político, los acreedores de GM (entre
los que se encuentran firmas como Fidelity Investments y Franklin
Templeton Investments, pero también alrededor de 100.000 inversores
particulares que tienen bonos de GM) pueden verse animados a plantar
cara a Washington y a la dirección de la empresa en los tribunales.