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Xenofobia: Una epidemia aún más perniciosa que la porcina

No es sorprendente que la primera pregunta que le hicieron al presidente Barack Obama durante su conferencia de prensa de los primeros cien días fuera…

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La xenofobia "mató" a golpes a Luis Ramírez en el 2008, pero no importó y una corte de un condado en Pensilvania absolvió este viernes a los dos acusados de la muerte, dos estudiantes de Shenandoah, un pueblo en el que se respira odio racial como en muchos de EEUU.

No es sorprendente que la primera pregunta que le hicieron al presidente Barack Obama durante su conferencia de prensa de los primeros cien días fuera directamente al grano:

“¿Señor presidente, dado que el contagio de gripe se está empeorando, piensa usted que es tiempo de cerrar la frontera con México?”

De ser una discusión razonable acerca de un serio problema médico, la histeria se volvió una paranoia de xenofobia de la cual los medios masivos han hecho un festín esta semana.

Una vez más, los latinos de Estados Unidos estamos siendo asociados negativamente con el nuevo miedo del país, mediante una interpretación atroz de los hechos.
Ya hemos sido los chivos expiatorios desde hace tiempo.

El silencio de nuestros líderes latinos, pavorosos de tomar una posición sobre este tema nacional que tanto añora sus voces, sigue facilitando las vociferaciones de los medios en contra de los latinos, que se disfrazan como discusiones serias para el interés público.

Hoy la gripe porcina sí está llegando de México, pero hace un mes era la guerra de narcotraficantes que tocaba a Estados Unidos, también de México.

En los últimos dos años la tasa de criminalidad en EEUU, y casos específicos de homicidio también fueron asociados de manera desfavorable con la presencia de inmigrantes latinos en el país (60% de ellos de México), en cobertura noticiosa que todos vemos cada día en los canales de noticias de cable.

Incluso cuando cayeron las torres gemelas, algunas figuras notables de nuestro establecimiento mediático masivo encontraron la forma de conectar los miedos creados por este acto extremo de violencia, proveniente del Medio Oriente, con nuestra frontera en México, sin importar la falta de proporción de la asociación.

Una vez más, lo que no dudamos en llamar el nuevo contagio de la virus anti-latina retorna con toda su fuerza justo al comienzo de un proceso que comenzará pronto en el Congreso, reafirmado por el presidente Obama esta semana, de arreglar de una vez por todas nuestras leyes de inmigración.

Fue hace ocho años que un entonces popular George W. Bush fue a México –igual a Obama– para discutir con el entonces presidente mexicano Vicente Fox acerca de la nueva era de relaciones entre los dos países, enfocándose en la solución integral para el problema migratorio a lo largo de las 2.000 millas de la frontera.

Bush, quien tiene familiares de descendencia mexicana, y Vicente Fox, quien desciende de una familia estadounidense que emigró a México, acordaron que era lo mejor que podían hacer.

Después sucedió el 11 de septiembre, y el miedo creado, no tanto por los ataques, sino por como fueron interpretados por el gobierno y los medios, postergó el diálogo inteligente sobre la inmigración, remplazándolo con la histeria que justificó una guerra de la cual aún nos estamos arrepintiendo.

El debate migratorio en el Congreso estadounidense fue pospuesto durante cinco años, y en el año final de la presidencia de Bush, fracasó desastrosamente en el Senado.
Estamos rezando para que la historia no se repita en el 2009.

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