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Zona del museo solía ser hispana

Hace 40 años que los alrededores del museo albergaban familias hispanas, con el tiempo los precios subieron y la mayoría se mudaron, pero quedan residentes que…

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Número 2012  de la calle Spring Garden en el 2009.                Número 2012  de la calle Spring Garden en 1971.  

Hace más de 40 años que la puertorriqueña Milagros Soiza vive en el vecindario que rodea el Museo de Arte cerca de la avenida Fairmount. 

Desde entonces muchas cosas han cambiado, desde la infraestructura hasta los vecinos, que en el pasado solían ser hispanos.

Y  es que según cuenta, cuando recién se mudó con su esposo a finales de los años sesenta a la calle MtVernon,  el barrio era malo y las casas eran más baratas.

“En los setentas no era el mejor ambiente, había casas abandonadas, pero poco a poco se mejoró, no tengo ninguna queja, este fue el mejor lugar para criar a mis cinco hijos”, dijo Soiza, quien hoy considera su vecindario fantásticamente bueno.

Con el pasar del tiempo, los precios en está zona se han ido a la alza y con ellos la comunidad hispana.

“Los impuestos también han subido muchísimo, pero si te gusta el ‘neighborhood’ hay que sacrificarse, vale la pena pagarlos”, dijo la boricua.

Soiza también recuerda que a las afueras del museo se hacían bailes. “Eso era bello, además se podía caminar con más seguridad por el parque, ahora no”.

Ella después se mudó a la calle Green, cerca de la calle 20, en una serie de casas coloridas que brillan y desentonan con el bloque, pero que le dan un aire calido tropical.

“En cuatro de estas casas vivimos puras hermanas desde hace 30 años, nos mudamos todas aquí al mismo tiempo”, dijo Souza, quien tiene un legado de cuatro generaciones en la zona, entre ellas sus biznietos.

A una cuadra, aún en pie está la iglesia ‘La Milagrosa’ a la que cada domingo asiste Soiza a la misa en español. La iglesia, fundada en 1910, proporcionaba a familias hispanas recién llegadas vivienda, ropa y comida.

“Cuando vamos ahí, sentimos que es la casa nuestra, tu sabes, poco a poco se han ido los hispanos, pero eso antes era llenó y yo entiendo porque esta zona ahora quién la va a poder pagar, ojala que La Milagrosa no la cierren nunca”,  dijo Soiza.

Jessica Soiza, de 21 años, hija de Milagros, nació y creció en la zona y dice que conforme fue creciendo se dio cuenta de que cada vez había menos latinos.

“Ahora hay más estudiantes de universidad, han derrumbado edificios para construir condominios y hacerlo más modernos, lo que es bueno en algunos casos, en otros no, porque le quita lo histórico y hace más difícil a la gente que ha vivido aquí por años que se pueda quedar”, dijo Jessica.

Vivir Aquí

Lo bueno

Es un vecindario tranquilo y seguro. Está cerca de sitios históricos como el Museo de Arte y la Penitenciería del Este. Tiene un supermercado y diversos restaurantes, cafés y bares. Para amantes del deporte y los espacios abiertos tiene cerca el parque Fairmount.

Lo malo

No tiene una estación de tren subterráneo. Es una zona costosa en renta e impuestos. Escasez de lugares de estacionamiento. En época de vacaciones hay demasiado tráfico de turistas.