Le daba clases de inglés, resultaron casados, pero llevan cinco años  trantando de legalizar el estatus migratorio de Félix.

"Sin él no podría económica ni sentimentalmente. Él trabaja duro durante el día y por las noches cuida de nuestra hija de 4 años y el pequeño de 2 años, les da de cenar, los baña y les cuenta cuentos antes de dormir", dijo Jill Flóres.

Ambos relataron su historia en medio de la reunión por una reforma inmigratoria en el norte de Filadelfia, en la que el congresista Luis Gutiérrez terminó su gira migratoria en contra de la separación de parejas.

En dos semanas Felix debe ir a Ciudad Juárez a pedir perdón al gobierno de Estados Unidos por haber entrado ilegalmente al país. 

"Este permiso lo decide un agente de inmigración", dijo Flóres.

En caso de que el permiso fuera negado, Florés se mudaría a México con su esposo y esto resultaría desastroso para la salud del pequeño Christopher, quien se encuentra recibiendo atención médica en el Children's Hospital of Philadelphia debido a una seria condición médica.