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Fumo, un menso

Ocurrió en 1995, pero todavía me parece estar viendo y oyendo al vicepresidente de Ecuador, Alberto Dahik, dictando su brillante conferencia sobre lo que él…

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Poco después, Dahik huyó de Ecuador para evadir la justicia que lo procesó  por corrupto. Entre otras, estaba usando dineros del gobierno para una mansión suya que estaba construyendo en Guayaquil, cerca de donde aquel día dictó la conferencia central en un encuentro internacional titulado “un mundo sin corruptos”.

Resulta inevitable no recordar episodios como éste, ahora que le estamos siguiendo el paso al escándalo del senador  Vicent J. Fumo.  O del otrora poderoso senador de Nueva Jersey, Wayne Bryant.
Una columna sobre este tema no tiene muchos lectores porque la gente se aburre de que se hable del mismo asunto.

Y sobre todo que se hable de algo que no tiene solución.

Yo creo que, debe de ser todo lo contrario. Tópicos como la corrupción, la violencia y otros que se han enquistado en la humanidad, y que tanto daño le hacen, deberían de ser objeto de preocupación constante  si nó para erradicarlos definitivamente, porque eso no será posible,  sí para evitar que esa fatalidad transcurra ante la mirada impasible de los ciudadanos.

Uno se pregunta, qué ocurre en la mente de una persona como Vicent Fumo, que prácticamente lo tuvo en la vida ( por lo menos todo lo material ) para que hubiera caído tan bajo como para ser declarado culpable de 137 cargos de corrupción.

Para empezar, él heredó un banco fundado por su abuelo. Vicent Fumo tiene varios títulos universitarios, entre ellos uno en derecho y otro en negocios; es electricista licenciado, piloto y capitán de barco.

Como si esto fuera poco, es un menso. “Mensa” , es no sólo el nombre de una constelación. En español, esta palabra significa bobo, estúpido. Pero la “Mensa”  a la que pertenece Vicent Fumo desde hace  mucho tiempo, significa todo lo contrario. Se trata de la conocida organización internacional que agrupa a las personas que demuestran, mediante sus rigurosas pruebas, que tienen un cociente de inteligencia de 98 o más.

Así pues que Fumo es un hombre superinteligente, con mucho dinero, acumuló un enorme poder político, así como enorme fue también el prestigio social del que estuvo rodeado. ¿Qué lo llevó entonces, a convertirse en un corrupto? ¿O los corruptos no se convierten en  tales sino que nacen corruptos?  ¿Quizá los impulsa eso que llaman socioadiciones como la avaricia, el deseo irrefrenable de acumular riqueza, poder, fama?

Generalmente la corrupción se asocia con el poder público, con los políticos. Pero en el sector privado también hay corruptos y de los grandes, O si no que lo digan Bernard Madoff  y Allen Stanford. Y los altos ejecutivos de AIG y de otras corporaciones y bancos que pretenden apoderarse impunemente del dinero de los contribuyentes por el solo hecho de propiciar o ser partícipes de la quiebra de las entidades que les confiaron.

Pero, obviamente, la corrupción no se da sólo a esos niveles. Corrupto es también el empleado que se apodera de pequeñas sumas de dinero  o utiliza para su beneficio personal los bienes de uso público.  Corrupto es el patrón que abusa de sus trabajadores y el trabajador que no hace su trabajo adecuadamente.

La columna vertebral de la lucha contra la corrupción debe de ser el  público que, es al fin y al cabo al que le corresponde cuidar los bienes que son suyos. No es fácil, pero hay que hacerlo. Es difícil  porque una parte esencial de los corruptos es ser mentirosos, como Alberto Dahik o el propio Vicente Fumo.  En 1978 el entonces joven, inteligente y dinámico Fumo llegó por primera vez al Senado prometiendo honestidad. Dijo que él no sería corrupto como Buddy Cianfrani, al que reemplazó porque perdió su curul acusado de corrupción.