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El tono conciliador del presidente electo de El Salvador

El ex guerrillero Mauricio Funes, presidente electo de El Salvador por el FMLN, aseguró que pretende un gobierno reconciliador y de unidad nacional, el cual…

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El presidente electo  de El Salvador, Mauricio Funes, anunció  que en su futuro Gobierno restablecerá las relaciones diplomáticas con Cuba, suspendidas desde 1959.

Casi tan pronto como Mauricio Funes ganó la Presidencia como el abanderado del partido de las ex guerrillas de izquierda en El Salvador, empezó a tratar de tranquilizar a sus opositores.

"Ya lo he dicho y lo repito", dijo Funes, quien será el primer Presidente de izquierda de El Salvador, a sus partidarios que gritaban el domingo por la noche. "Mi Gobierno estará impulsado por un espíritu de unidad nacional, y eso exige que desde ahora, desde este mismo instante, se hagan a un lado la confrontación y la venganza".

El hecho de que Funes haya tenido que renegar de cualquier plan para juzgar a los enemigos de su partido por la guerra civil de 12 años en su país, muestra qué tanto influyen en la política las consecuencias de ella. Falta ver si podrá gobernar como un moderado, como lo prometió durante la campaña.

El partido de Funes, el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, conocido como FMLN, está dirigido por muchos de los mismos comandantes que depusieron las armas con el acuerdo de paz de 1992 y entraron a la política. Aun cuando el FMLN ha logrado ganar escaños legislativos y ayuntamientos, la Presidencia lo había eludido hasta ahora.

La derechista Alianza Nacionalista Republicana, conocida como Arena, ganó cuatro elecciones presidenciales sucesivas desde 1989. Apoyado por la élite empresarial del país, Arena impulsó la línea dura contra las guerrillas durante la guerra civil, en la cual murieron unas 75.000 personas y desaparecieron aproximadamente ocho mil, en su mayor parte a manos de los escuadrones de la muerte del ala derecha y del Ejército, el cual estaba apoyado por Estados Unidos.

Con la victoria del FMLN, El Salvador se une a un creciente número de países latinoamericanos que han elegido Gobiernos de izquierda esta década. En parte, el éxito de la izquierda es una respuesta a la decepción por el fracaso de las políticas de libre mercado promovidas por Washington en los años noventa para generar un crecimiento económico significativo y reducir la enorme desigualdad en la región.

Sin embargo, ya no se puede describir a la izquierda en América Latina con una sola frase. En Venezuela, el presidente Hugo Chávez combina el populismo económico con el autoritarismo y la retórica socialista, mientras que los Gobiernos democráticos en Brasil y Chile han adoptado políticas amigables con los inversionistas, más cercanas a las de los socialdemócratas europeos.

Funes ha prometido un "cambio seguro" y dice que dirigirá según el ejemplo de Luiz Inacio Lula da Silva, el presidente de Brasil. Ha buscado disipar los temores de que el FMLN nacionalizaría industrias importantes, como ocurrió en Venezuela y Bolivia, y ha prometido respetar la propiedad privada. Algunos de sus asesores han dicho que no planean crear impuestos nuevos, sólo mejorar el cumplimiento de los ya existentes. Funes ha dicho que mantendrá a El Salvador dentro del Tratado de Libre Comercio para América Central y conservar al dólar como la moneda del país.

También envió un mensaje fuerte en relación a su intención de continuar la relación cercana de El Salvador con Estados Unidos. Se reunió con Robert Blau, el encargado de negocios de la embajada estadounidense, poco después de pronunciar su discurso de victoria el domingo por la noche.

"Dijo todo el tiempo que quiere construir una relación cercana con Estados Unidos, y nosotros hemos dicho todo el tiempo que trabajaremos para tener una relación constructiva con quienquiera que resultara elegido", dijo Blau después de la reunión.

Funes derrotó a Rodrigo Avila, su oponente de Arena, un ex jefe de la policía nacional, con 51,3 por ciento de la votación contra 48,7 por ciento de Avila, en el recuento de 92 por ciento de las casillas electorales.

Su preocupación inmediata será el fortalecimiento de la pequeña economía de El Salvador para aguantar las sacudidas de la recesión económica mundial.

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