El asco moral y el mal sabor de boca
La repugnancia mueve los mismos músculos, ya sea al ingerir algo u observar una situación injusta.
Sólo el recuerdo del aceite de hígado de bacalao en la época de la infancia causa repugnancia.
Una repugnancia diferente es por ejemplo cuando se divulga información sobre los bonos millonarios que reciben los ejecutivos con el rescate estadounidense.
¿Pero en qué se parecen ambas? En que provocan el mismo movimiento de los músculos en la cara.
Según la conclusión de un estudio divulgado hoy, algo injusto o inmoral provoca la misma reacción muscular que ingerir algún alimento asquiento.
Los investigadores consideran que en algún momento de la evolución humana se adquirió la capacidad de sentir asco hacia las transgresiones morales.
Así las cosas, por estos días deben estar bien tonificados los músculos de los rostros, especialmente si de noticias se trata.
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