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Qué vergüenza, señor alcalde

Estoy avergonzado porque estuve a punto de cometer un error. Imagínense que al cumplir un año como alcalde de Filadelfia, yo le iba a regalar un libro al señor…

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Por fortuna, un amigo me disuadió. Regalarle un libro a alguien que
está acabando con las bibliotecas, es como regalarle pistachos a quien
es alérgico a los pistachos, me dijo mi amigo.

Yo no estaba muy convencido de que el alcalde Nutter quería acabar con
las bibliotecas.  Entendía que él había tomado, con lágrimas en los
ojos, la dolorosa decisión de cerrar varias de ellas como parte de un
esfuerzo para sacar a la ciudad de la inopia.

Pero la edición de Al Día de la semana pasada me sacó del error. La
información se titula “Bibliotecas: ¿abiertas o cerradas?  Nutter
anunció posibilidad de cierres temporales en todo el sistema”. La nota
dice que  la oficina del alcalde aseguró que no tiene el personal
adecuado para operar las 53 bibliotecas locales.

Aquí la cosa se pone color de hormiga. Si el déficit no es razón
aceptable (el ahorro de dinero es mínimo) para que el alcalde tome una
medida de esa naturaleza, menos lo es el argumento de que no hay
personal adecuado para operarlas. O sea, la Biblioteca después de 278
años (fue fundada por Benjamín Franklin en 1731) no tiene personal
capacitado mantenerla funcionando?

La misma información de Al Día recuerda que un horas antes del cierre
de las primeras 11 bibliotecas locales una juez falló a favor de la
demanda entablada por un grupo  de concejales que pidió el cumplimiento
de una norma según la cual el alcalde no puede cerrar edificios
públicos sin la autorización del Concejo.

La Concejal María Quiñones Sánchez no está en ese grupo pero presentó y
logró que se aprobara una resolución (las resoluciones no son de
obligatorio cumplimiento) demorando el cierre de las bibliotecas
mientras se buscan otras alternativas.

El alcalde anunció que apelará la decisión de la juez. Para un juicio,
digno de mejores causas, sí habrá dinero. Pero no importará sacar de
donde no hay porque, tal como están las cosas, yo me imagino, repito,
me imagino, que la consigna es: las bibliotecas se cierran porque se
cierran.

El déficit de $1.000 millones que pesa sobre la ciudad no pudo haber
tomado por sorpresa al señor Nutter. Él no sólo fue concejal sino que
ha estado vinculado a la ciudad desde los tiempos remotos en que
trabajaba con el edil, licenciado, Ángel Ortiz. De manera que él sabía
lo que iba a encontrar. Si hubiera prometido durante la campaña que una
vez elegido cerraría bibliotecas, centros de recreación para niños y
estaciones de bomberos, dudo mucho que hoy fuera el alcalde. 

Para hacerle frente al déficit  ¿se ha revisado en serio la
burocracia?, ¿los salarios de los altos funcionarios?, ¿los carros del
gobierno que deambulan por ahí como si fueran particulares? ¿Se le ha
ordenado a la oficina que hace las compras y otorga los contratos que
haga un esfuerzo real por ahorrar?

 Todavía me emociono (lo digo con muchísimo respeto) al recordar las
hermosas imágenes del candidato Michael Nutter acompañado de su
preciosa hija.  Esas imágenes nos transmitieron una realidad que es
absolutamente cierta, él es un padre extraordinario, un ser ejemplar
como cabeza de una familia adorable.

Pero esas imágenes de campaña nos transmitieron también la idea de que
bajo su administración todos los  niños estarían protegidos, que en el
puesto más alto del gobierno de la ciudad habría alguien velando sin
desmayo para que los niños y los jóvenes de Filadelfia tuvieran mayores
y mejores espacios para formarse sanamente a fin de que su futuro sea
menos incierto y menos duro.

El poco dinero que se ahorre ahora cerrando bibliotecas y centros de
sana recreación para niños y jóvenes es una bicoca comparado con las
grandes sumas que tendrán que gastar los alcaldes del futuro
construyendo más cárceles y ampliando los cementerios.

Así pues, que no le voy a regalar el libro, pero le dejo una idea: en
lugar de andar cerrando bibliotecas sería mejor, más práctico, expedir
un decreto prohibiendo perentoriamente que a los niños se les enseñe a
leer.

 

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