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Liderato es algo más que un tÍtulo para Amaro Jr.

Rubén Amaro, hijo, merece ser reconocido como uno de los líderes Latinos de Filadelfia del 2008, pero no solo porque haya sido nombrado este año el segundo…

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Rubén Amaro, hijo, merece ser reconocido como uno de los líderes Latinos de Filadelfia del 2008, pero no solo porque haya sido nombrado este año el segundo Gerente General Hispano de un equipo de Grandes Ligas.

El ejecutivo, de descendencia cubana mexicana estadounidense, merece el elogio porque durante el año él fue uno de los arquitectos del equipo que ganó la Serie Mundial, superó a sus rivales para obtener el puesto de Gerente General cuando se retiró Pat Gillick y ha guiado con mano fija a los Phillies en sus primeros dos meses de trabajo.

Como Asistente del Gerente General Pat Gillick, Amaro se encargó de muchas facetas de la construcción del equipo que terminó la temporada como Campeón Mundial. Amaro negoció los contratos que trajeron a Pedro Feliz, y a Brad Lidge a jugar a Filadelfia en el 2008. Feliz le dio estabilidad a la esquina caliente como antesalista. Lidge disfrutó de una temporada perfecta como rematador. Amaro fue el que convenció a Shane Victorino a permanecer con los Phillies cuando este podía marcharse de la organización en el 2005 y fue el que realizó los trámites para resucitar la carrera de JC Romero cuando este fue soltado por Boston en el 2007.

Amaro fue uno de los principales portavoces de los Phillies en los últimos años y contaba con la confianza de Gillick y de David Montgomery, el dueño principal de la franquicia, pero eso no garantizaba su acenso al trono. Amaro  tuvo que fajarse en las intrigas de palacio para superar a Mike Arbuckle, otro candidato fuerte para el puesto de Gerente General.

Arbuckle era considerado el genio detrás de las selecciones de Chase Utley, Ryan Howard, Cole Hamels y otros peloteros en los sorteos de novatos. Se rumoraba en los medios de que habría una ristra de renuncias en el departamento de escuchas y evaluadores de talento de la organización si Arbuckle no recibía el puesto de Gerente General. Con tacto, Amaro realizó las maniobras necesarias para superar a su rival y ganarse la confianza de los ejecutivos que alegadamente juraban lealtad a Arbuckle.

Arbuckle es una buena persona y un hombre capacitado pero Amaro merecía el trabajo también. Al final, él ganó el combate y Arbuckle fue el único ejecutivo que cambió de organización después de los Phillies tomar su decisión.

Ganar luchas de sucesión sin dejar muchos heridos y mantener buen rendimiento en una organización es un rasgo de un buen líder.

Para Amaro, el secreto de su éxito es: "Tener confianza en los que trabajan para ti." Uno no puede hacerlo todo explicó el ejecutivo de 43 años de edad. "Si no le das la libertad a la gente que trabaja contigo de hacer su trabajo entonces estas disminuyendo la autoestima de tus empleados, eso es importante".

Amaro confió en si mismo, en su filosofía, y en sus empleados cuando no todo parecía que iba a su favor.

El liderato es una adicción a la superación

De acuerdo a JC Romero, el liderato consiste no solo en lo que se dice sino también en lo que se hace.

"Para ser un buen líder uno tiene que dar el ejemplo", le explicó Romero a Al Día en una llamada telefónica desde su casa en Luquillo, Puerto Rico. "Respetar el trabajo, respetar a tus compañeros y respetar a tu familia es importante", agregó.

"Básicamente es una actitud que requiere la madurez, la disciplina y el entendimiento" comentó el atleta de 32 años de edad.

Romero manifestó que le tomó tiempo entender por completó las responsabilidades de un líder. "Cuando yo era joven, yo tenía mucho talento crudo pero no tenía la madurez. Desde que cumplí los 30 años de edad comencé a entender las cosas mejor", dijo el relevista.

Romero también manifestó que es importante para un líder manejar la adversidad. "No importa que tú seas una persona buena, cosas injustas te van a pasar", dijo el pitcher explicando que uno no debe dejar que percances desvíen a uno de sus objetivos.

A la vez, Romero enfatizó que cuando un líder comete un error, es importante "ser honesto sobre la situación".

Ser líder para Romero es contar también con el deseo constante de superarse. El pelotero dijo que no piensa mucho en sus logros de  carrera o en haber ganado la Serie Mundial. "Eso sucede cuando uno se retira. El hambre ahora es ganar dos. Mientras está activo el atleta tiene una memoria corta", confiesa Romero, a la vez quiere estar seguro que la gente no piense que es egoísta. Y es que el respeto que él le tiene a su trabajo requiere que siempre sea consistente con sus esfuerzos no obstante los triunfos que haya logrado.

El relevista Boricua de los Phillies fue el único lanzador en apuntarse dos victorias en la Serie Mundial este año. La hazaña convirtió a Romero en el primer puertorriqueño en ganar dos juegos del Clásico de Otoño.

El pelotero sólo sirvió como relevista durante la Serie pero trabajó en cuarto de los cinco juegos para acumular un total de 4.2 entradas lanzadas. Romero terminó la postemporada con una efectividad perfecta: 0.00 en 7.1 innings de labor en ocho salidas. El pitcher zurdo también disfrutó de una buena temporada regular para ayudar a los Phillies a terminar primeros en su división por segundo año consecutivo: 2.75 de efectividad en 81 salidas y 59 entradas de trabajo.

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