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El desfile fue una gran "Phiesta"

El desfile que celebró el triunfo de los Phillies el viernes pasado fue una gran fiesta para Filadelfia. 

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Un millón de personas salieron a alabar al equipo que le trajo a la región su primer campeonato en 25 años.

El desfile fue más magistral que el que tomó lugar para los Sixers en 1983 y casi igual de grande que las que se organizaron en el 1974 y 1975 cuando los Flyers, el equipo de hockey sobre hielo, ganaron sus cetros.

El desfile del 2008 hasta opacó el desfile que se celebró en el 1980 para los Phillies cuando ganaron su primera corona. “Esta vez hubo más gente con mucho más ánimo”, dijo Rubén Amaro, hijo, el nuevo Gerente General del equipo quien tuvo la dicha de participar en los dos desfiles de campeonato de los Phillies. En 1980, este tenía 15 años de edad y participó en el evento porque era el carga bates del equipo y su papá Rubén Amaro, padre, era el coach de primera base. “El amor que vino de los fanáticos fue increíble”, dijo el ejecutivo quien recibió la noticia oficial de su ascenso tres días después del desfile del 2008.

Los fanáticos y los jugadores de los Phillies se gozaron el evento. “Algo para no olvidar. Ver esa afición en la calle. No se puede explicar”, dijo el receptor panameño, Carlos Ruiz.

JC Romero pasó el desfile con su esposa saludando y tirándole besos a los fanáticos.

El día fue perfecto para un desfile: soleado, no había una nube en el cielo y la temperatura estaba en los 60 grados Fahrenheit.

No obstante de ser un viernes social, un día de las brujas y de que muchos fanáticos bebieron cerveza y champaña, no hubieron incidentes.

 “Todo ha salido bien”, dijo el oficial de la Policía de Filadelfia, Daniel Rivera, quien empezó a vigilar una parte de la ruta del desfile a las 7:00 a.m.

Estudiantes y trabajadores tomaron días libres para ver el desfile. Entre ellos Andrés Cruz de Filadelfia quien tomó un día libre de su trabajo en una factoría de elaborar metales para saludar a la caravana de los Phillies con su esposa, Evelyn Domínguez. “No me lo quería perder. Esto es muy divertido”, comentó Cruz, vestido con camisa y gorra de los Phillies.

La caravana fue relativamente corta, sólo constaba de cinco carrozas. Una de ellas contaba con el trofeo de Campeón Mundial vigilada por Charlie Manuel y el Alcalde Michael Nutter.

Los fanáticos serenaban a las carrozas cuando pasaban por su lado. Manuel recibió las alabanzas más enfáticas aunque se vio muchos rótulos exaltando a Ruiz, Chase Utley y Pat Burrell.

El desfile terminó en el complejo de los estadios en el sur de Filadelfia. Los Phillies se pasearon por el Lincoln Financial Field, el estadio de los Eagles, y por el Citizens Bank Park, su casa durante la temporada. Hubo discursos y presentaciones de lo mejor de la temporada en las pantallas de video de los estadios, pero nada sobrepasó en emoción al desfile.

“Entiendo ahora porqué los que ganan un campeonato son glotones y quieren ganar otro”, dijo el campo corto Jimmy Rollins, al final del evento. Para Rollins ese día no fue el último en que él recibió reconocimiento por su trabajo en ayudar a los Phillies en ganar un campeonato. Este y Shane Victorino fueron notificados cinco días más tarde que habían ganado Guantes de Oro en reconocimiento de su defensa.

 

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