Negligencia en el control de la clase de desechos, mayor congestión de tráfico, contaminación y daños  a la salud  fueron algunas de las preocupaciones que vecinos en el  norte de Filadelfia expresaron en un foro sobre la propuesta de expansión de una compañía de reciclaje.

El pasado 28 de octubre representantes del Departamento de Protección Ambiental de Pensilvania (DEP) y vecinos afectados asistieron a la reunión organizada por la empresa de reciclaje Richard S. Burns para informar los detalles de su proyecto.

“Durante el foro nos dimos cuenta de una serie de acusaciones que muestran posibles irregularidades por parte de la empresa”, explicó Deborah Fries,  representante de DEP.

Precisó que la compañía está autorizada sólo para procesar material de construcción y basura municipal

“Lo primero era entablar un diálogo, lo cual se ha logrado a través de esta reunión, ahora es  importante investigar y  darle seguimiento a la serie de anormalidades presentadas por los representantes de la comunidad”, explicó María Quiñones Sánchez, concejal de Distrito Siete y quien sirvió de moderadora.

“A través de este foro informativo se busca conocer ambos ángulos de la problemática”, dijo Quiñones.

 “Para nosotros es importante escuchar las quejas de los vecinos, pero la compañía no puede controlar todo lo que la gente tira en los contenedores”, respondió Aaron Burns, vicepresidente de la empresa, sobre quejas de material químico u otros peligrosos que puedan venir con la basura municipal.

En la reunión, Burns explicó que en caso de que la expansión sea aprobada por las autoridades ambientales, el espacio para su operación pasaría de 3,6 a 7,04 acres. Precisó que lo único que va a aumentar es el tonelaje de residuos de construcción, de 1.500 a 2.500 toneladas, y no la basura municipal.

“La compañía no busca incrementar las horas de operación (…) buscamos darle solución al problema del tráfico y espacio”, aclaró Burns a los vecinos.

Agregó que este tipo de compañías son necesarias dentro de la ciudad para poder lidiar con el reciclaje de  basura municipal.

Catalin Hunter,  residente del vecindario,  comentó que desde que se mudó al  barrio hace más de 13 años su asma y  alergias han aumentado.

Aseguró que el problema del polvo está fuera de control y no ha visto que la compañía, ubicada sobre la avenida Rising Sun,  haga algo para solucionar estos problemas. Agregó que la expansión no debe ser aprobada no  sólo por falta de control del tipo de desechos, sino también por las condiciones insalubres en que trabajan los operarios.

Antonio Pedraza, vecino afectado, dijo que la compañía tiene que considerar que las comunidad ya no es la misma que hace más de veinte años cuando inició su operaciones.

“Estamos en una colonia residencial donde familias tienen sus hogares y miles de estudiantes transitan  todos los días por estas instalaciones sin saber  qué tan peligroso puede ser el aire que están respirando”, explicó Pedraza.

Agregó que no es posible que se permita tener este tipo de negocios “sólo en los barrios hispanos”.

Por otro lado, Fries dijo que la solicitud  de expansión por parte de la compañía ha estado en proceso desde hace un año.

“Es posible que el caso sea resuelto dentro de seis meses siempre y cuando se resuelvan las quejas sometidas”, indicó.

“Toda compañía de reciclaje debe ser autorizada por el estado. La ciudad se involucra en    el proceso cuando la calidad de aire y medio ambiente son afectados”, explicó.

Quiñones, como representantes de la comunidad, y la compañía Richard S Burns acordaron realizar una próxima reunión durante la primera semana de diciembre en la cual se les solicitó a los vecinos entregar por escrito todas las quejas presentadas.