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Homenaje de Ejército de EEUU a los soldados latinos

Ejército de EEUU reconoce la presencia latina en sus filas

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El Ejército de EEUU rinde homenaje a los soldados latinos por su contribución a la defensa de este país, en la que han estado presente desde 1769 y en todas las guerras que ha librado la nación.

El español Bernardo de Galvez fue el primer hispano que se ha documentado peleó por este país, durante la guerra de Independencia, y de su nombre surge el de la ciudad de Galveston en Texas. También hay que mencionar al mexicoamericano Santos Benavides, un confederado que peleó durante la Guerra Civil.

La presencia latina ha ido desde entonces en aumento, siendo el mayor grupo los puertorriqueños y dominicanos como los sargentos Alejandro Campos y Adony Batista, quienes fueron reconocidos anoche durante un acto en Nueva York junto a la capitana Susana Marcella y el sargento de primera clase Richard Guzmán.

Ayudar a sus familias económicamente es una de las principales motivaciones que impulsan a los jóvenes latinos a alistarse en el Ejército, la aventura o el deseo de servir al país donde nacieron y que sus padres eligieron para comenzar una nueva vida.

Sean cuales sean las razones la presencia y heroísmo de los hispanos ha estado presente generación tras generación, desde la I Guerra Mundial hasta la de Irak.

"No se puede hablar de la Guerra del Golfo o la de Irak sin reconocer el valor y aportación de los soldados hispanos, como ya los hubo en las guerras mundiales, la de Corea y Vietnam", destacó el teniente coronel Paul J. Cook, comandante del batallón de San Antonio, Texas, durante el homenaje.

Cook destacó además la presencia de los latinos durante las labores humanitarias tras los desastres naturales que han afectado este país.

Para Campos el Ejército ha significado su progreso y el de su familia.

"Soy el primer inmigrante en mi familia en estar en el Ejército", dijo a Efe con orgullo el dominicano, de 27 años, siete de ellos como soldado.

Campos radica en Nueva York desde 1989 cuando su madre emigró a esta ciudad con sus cinco hijos. Tras completar dos años de universidad, decidió que el Ejército era su mejor opción, indicó.

"Me metí al Ejército por un futuro mejor para mi y mi familia, darle a mi esposa y dos hijos la oportunidad de progresar. El Ejército le dio a mi esposa la oportunidad de estudiar", afirmó el soldado, que ha estado dos veces en Irak y ahora ha sido asignado a labores de reclutamiento en el condado de Brooklyn.

Marcella, de ascendencia mexicana y nacida en Tucson, Arizona, también se mostró complacida por su elección. "Ingresé porque quería ayudar a quienes no se pueden ayudar", señaló la soldado de 28 años y con seis años en la milicia.

Batista buscó el Ejército porque es amante de la aventura.

"Entré a los 18 años al Ejército porque me gusta la aventura, quería viajar", comentó el dominicano, de 24 años.

El puertorriqueño Víctor M. Rivera-Collazo, con tres décadas como militar, ha logrado alcanzar el alto rango de sargento comandante mayor, del cual se muestra orgulloso, así como de la presencia latina en el Ejército.

Rivera considera que el aumento de la inmigración a EEUU se ha reflejado en el Ejército, aunque ese cuerpo reconoce que el número de latinos -que no alcanza el 13 por ciento- no corresponde con la demografía.

El Ejército, afirmó, es un medio para los inmigrantes lograr su sueño americano de convertirse en ciudadanos y recordó que cuando estuvo Afganistán en su brigada habían 27 mexicanos "y todos son ciudadanos y tienen su bachillerato".

Un total de 40 latinos han recibido la Medalla de Honor del Ejército, el máximo reconocimiento del país al valor en el campo de batalla, arriesgando sus propias vidas, y los primeros en recibirla datan de 1864, el español John Ortega, y en 1865, el chileno Phillip Bazar.

Durante la participación de EEUU en la I Guerra Mundial, entre abril de 1917 y agosto de 1918, más de 20.000 hispanos integraban el Ejército de este país, pero como no tenían las destrezas necesarias en el idioma se les asignaban tareas menores.

Sin embargo, uno de ellos, David Bennes Barkeley, nacido en Laredo y de origen mexicano, recibió la medalla por cumplir su misión de infiltrar las filas alemanas.

Durante la II Guerra Mundial trece hispanos fueron reconocidos con esa medalla; ocho durante la de Corea y quince en la de Vietnam.

El último en recibir la Medalla de Honor fue el mexicano Alfred Rascon, por acciones hechas en 1967 cuando arriesgó su vida por salvar la de sus compañeros, pero no fue hasta 2000 cuando finalmente fue reconocido por el entonces presidente Bill Clinton.

El primer homenaje a soldados latinos se llevó a cabo el pasado 16 de septiembre en la ciudad de Dallas (Texas), seguido por Nueva York, el próximo 16 de octubre será en Miami, luego los días 23 y 30 de este mes en Los Ángeles (California) y Chicago (Illonis), respectivamente.

En cada evento el Ejército presenta una exposición que recrea la presencia de los latinos, desde 1769. 

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