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"Es humillante nos tratan como criminales"

La humedad es sofocante y debido a que otra vez, como en las últimas semanas Lucía y su prima Margarita Trinidad Vatillas  no van a ir a trabajar, dan un paseo…

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Jazmín Zavala tiene que pasar dos horas diarias conectada para cargar la batería del grillete electrónico con el que las autoridades la monitorean a ella y a otros 18 inmigrantes detenidos en la redada de King of Prussia el 30 de julio pasado.

Su caminar, con los grilletes electrónicos, se convierte en algo bochornoso; cada segundo paso tienen que cojear . 

Ya son más de tres semanas que ellas como el resto de los detenidos en la redada de King of Prussia han tenido que maniobrar en su vida cotidiana con un transmisor global de posición satelital (GPS) cortesía del ICE, y aunque ellas se las ingenian para hacer que éste resulte lo menos obstructivo y doloroso,  aseguran que no han podido encontrar la manera para que la “tobillera electrónica” no les cause llagas o dolor al caminar.

“Hoy me puse estas cosas elásticas para detener el pelo ,pero de todos modos me sigue cortando la piel”, explica Lucía mientras se desliza la media  para mostrar las llagas que el aparato le ha causado arriba del talón.

Ambas han agotado todos los recursos para mantener una vivienda, y lo que es más dramático, el estómago con comida. Las dos ahora tienen sus autos en venta para poder completar para el viaje a sus hogares en México una vez que el ICE las deje al otro lado del Río Bravo.
Ninguna tiene idea de lo que va a pasar.

“Es completamente humillante que nos traten como si fuéramos criminales si todo lo que venimos a hacer a este país es a trabajar”, dijo Margarita y criticó que el  sistema legal de Estados Unidos le da mejor trato a los que ella observa son verdaderos criminales y los cuales dice, andan libres por las calles sin que nadie los monitoree.

“Yo no se que están pensando [ICE] ¿De qué vamos a vivir? Porque no nos sacaron de inmediato de aquí”, dijo Margarita.
Agrega que ella quisiera cortar la tobillera para regresarse a México, pero que al hacerlo entonces si se convertiría en criminal.

“Hay un señor que dice conocer a alguien que nos quita esta porquería por $500, pero pues ni siquiera tenemos para comer… menos para pagarle eso”, agregó y dijo que su único pecado fue el de entrar como indocumentada al país.

“Yo ya estoy harta de que nos humillen aquí, yo ya me quiero ir para mi tierra y jamás regresar, pero ahora con esta cosa vamos a tener que esperarnos… sin manera de trabajar porque todos nos ven y creen que somos criminales".