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Redada los mantiene en el limbo

Hasta el momento no se les ha asignado fecha para ir a la corte de inmigración, pero ya saben que deben volver a que les revisen el grillete el 25 de…

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Jazmín Zavala tiene que pasar dos horas diarias conectada para cargar la batería del grillete electrónico
con el que las autoridades la monitorean a ella y a otros 18
inmigrantes detenidos en la redada de King of Prussia el 30 de julio
pasado.

Jazmín Zavala Trejo toma nota de sus prioridades en un “cuaderno mental” que se llena de cosas por hacer todos los días. No hay momento en que no repase lo que tiene que hacer, sus pendientes, en carrera contra el momento en que sea deportada a su natal México.

Sus preocupaciones se centran en sus dos hijos, Jhon Luis y Jonathan, de 4 años y 5 meses, respectivamente, y que nacieron en EEUU.
“Todo el día pienso primero en mis hijos y al último en lo que voy a hacer”, dijo.

Uno de sus hijos, Jonathan, está enfermo de eczema, un padecimiento que produce abultamientos e irritación en la piel.

“Mi hijo necesita tratamiento y espero que el juez tome en cuenta eso”, dijo. “Yo tengo mucho planes y quiero salir adelante, por eso me pregunto por qué me pasó esto a mí y a veces ando hasta depresiva”.
Además está la dificultad de decirle al otro se sus hijos la situación por la que ella está atravesando.

“Mi hijo más grande no sabe qué está pasando aunque se lo he explicado”, dijo. “Cuando le pregunto, él me dice que no se quiere ir, que se quiere quedar para ir a la escuela a aprender inglés y luego enseñarle a su mamá”.

Zavala, 16 mujeres más y dos hombres ––todos trabajadores indocumentados–– se encuentran en el limbo a la espera de que las autoridades federales les den fecha para su audiencia ante un juez de inmigración y saber si permanecen aquí o regresan a sus países de origen.

“Me llegó una carta de migración pero no tiene fecha ni lugar de dónde vamos ir a la corte”, dijo.
Todos fueron detenidos en una redada del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en una empresa de mantenimiento en King of Prussia el pasado 30 de julio.

A diferencia de muchos otros casos, los 19 no se encuentran recluidos en un centro de detención, sino que portan un grillete electrónico en el tobillo: Dispositivo que les ha traído rechazo, les ha costado su casa y los ha plantado en la incertidumbre.

“Yo sé que mi vida aquí es trabajar, aquí eso fue lo que aprendí a hacer”, dijo. “No me imagino mi vida en México, con mis hijos y sola. Creo que sería más difícil porque allá lo que pagan es una miseria”.

Aunque ha pensado en quitarse el dispositivo del tobillo, la ha frenado pensar que inmigración podría llegar a su casa a buscarla, que ella se convertiría en una prófuga de la justicia. Con una sonrisa, ella ha decidido “convivir” con el grillete.

“Para que no se me vea tan feo le puse una estampita de la novela “La fea más bella’”, dijo mientras se levantaba el pantalón y enseñaba el grillete, que es un aparato localizador que le indica a las autoridades en dónde se encuentran en todo momento.

“Según lo que me dijeron no puedo dejar el estado, no puedo estar fuera de mi casa después de las 11 de la noche ni antes de las 5 de la mañana”, dijo. “Me han quitado todas mis libertades, mis diversiones, la oportunidad de conseguir un trabajo”.

Zavala dijo que ha buscado trabajo en otros lugares pero que “cuando se enteran que traigo esto en el tobillo me rechazan porque piensan que soy una criminal”, dijo. “No es justo que me traten así, que nos hagan esto a los que sólo queremos trabajar mientras que dejan sueltos a los narcotraficantes que están en las esquinas”.

“Pareciera que trabajar es un delito para ellos”, dijo Zavala.
Su única manera de sustento ha sido gracias al apoyo de su mamá y su padrastro, pero indicó que el ingreso—$167 semanales—que dejó de recibir por su trabajo de medio tiempo es más que necesario en estos momentos.

“Me hace mucha falta ese dinero. El papá de los niños me ayuda con $100 por semana pero esto ya es algo diferente”, dijo.
Aseguró que ABM aún le debe a ella y a otros de sus compañeros el último cheque por su trabajo. El sindicato indicó que presiona para que se haga este pago pendiente.

Este dispositivo lo opera G4S, contratista del ICE, para monitorear a quienes esperan fecha de corte migratoria.

Zavala dijo que enfrenta el rechazo de la comunidad. “Se siente uno mal de que se estén cuchicheando cuando lo miran a uno”, dijo. “Es entonces que me sale lo chilanga (de Ciudad de México) y les digo sus cosas porque da coraje que hagan esas jaladas”.

Los trabajadores acudieron el pasado día 26 a una revisión del dispositivo en las oficinas de GS4 en Filadelfia, y la mayoría, incluso el sindicato,  no sabía qué esperar.

“Tengo nervios porque no sé si ahí mismo me van a arrestar, si voy a una revisión o a corte. No me he preparado, pero a ver qué pasa”, dijo Zavala.
Poco antes de las 11 de la mañana, el grupo de inmigrantes se reunió a las afueras de un edificio en el centro de Filadelfia para estar puntual a su cita con representantes de la compañía.

El grupo, mujeres en su mayoría, aguardó en la pequeña sala donde las sillas no alcanzaron y muchas se sentaron en el piso mientras las bromas y las intimidades de la vida con el grillete iban de boca en boca.

Tres de ellas iban también con la queja de que su grillete no servía y necesitaban que se los cambiaran porque no querían que fueran a pensar que ya se habían fugado.

Minutos después, un repesentante de G4S les pidió ingresarar al lugar para darles información y tomarles una foto.
Ya  todos sentados, el hombre indicó que se trataba de una revisión de rutina y pregunta si hay alguien que quiere irse de manera voluntaria: Almenos cuatro levantan la mano.

Después preguntó si alguien ha tenido problemas con el grillete para que les sea cambiado y les avisó que su próxima cita será el 29 de septiembre.