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"Mi país es aquí", clama joven ecuatoriano amenazado de expulsión en Bélgica

El joven ecuatoriano Rothman Salazar, que puede ser expulsado de Bélgica por su situación irregular, ha declarado que su vida está en el país europeo y que…

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El joven ecuatoriano Rothman Salazar, quien puede ser expulsado de Bélgica por su situación irregular, ha declarado que su vida está en el país europeo y que nada le espera en Ecuador.

"Tengo todavía tanto por hacer aquí. Quiero obtener el título de ingeniero industrial, trabajar, crear una familia. Llevo saliendo desde hace tres años con mi novia y queríamos comprometernos este año", explicó Salazaral diario "Le Soir".

Salazar, de  19 años y quien vive desde hace seis en Bélgica, fue detenido hace una semana, cuando celebraba su cumpleaños junto a varios amigos, y un vecino llamó a la policía a causa del ruido.

"Me pidieron los papeles y, tras verificar que no estaban en regla, me llevaron con esposas a la comisaría. Fue entonces cuando pensé que todo se había acabado para mi", recuerda.

"Tomaron mi declaración, me encerraron y sólo después de diez horas me vinieron a buscar y me explicaron que sería enviado al centro cerrado para ser expulsado", añade Salazar.

Desde entonces permanece recluido en el centro de detención para indocumentados con orden de expulsión 127 bis, cerca del aeropuerto de Bruselas.

El Consejo de Estado belga decidió el pasado martes que Salazar puede ser expulsado del país, aunque paralizó la repatriación, al menos, hasta el 28 de agosto.

El próximo lunes el joven comparecerá ante un tribunal de primera instancia de Bruselas, que debe decidir sobre su permanencia en el centro en el que está internado desde su detención.

Aunque fuera puesto en libertad, seguiría sometido a la orden de abandonar el país, pero no se trataría de una repatriación forzada y, en muchos casos, los inmigrantes indocumentados no obedecen a la sentencia.

"Tengo miedo de que por mi culpa también se expulse a mi familia", que reside de manera ilegal en el país, explica Salazar.

"A veces la situación me enerva y quiero gritar a los políticos que se equivocan, pero en otros momentos estoy tan desmotivado que quiero parar de luchar y decir a mis amigos que no se preocupen por mi, que regresaré obediente a Ecuador".

"Mi madre, a pesar de las dificultades que tuvo en Ecuador, aquí y con su tuberculosis, siempre ha trabajado para poder ofrecernos estudios", explicó el joven, que recuerda que apenas podía dar crédito cuando su madre le dijo que había pagado su inscripción de 2.000 euros en la escuela superior industrial, para el curso que comienza en septiembre.

"Ecuador es otro mundo, extranjero, ya no es el mío. Es injusto, insoportable", concluye Salazar.