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¿Por qué no te regresas a tu país?

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Han pasado al menos 10 días desde que el mexicano Luis Eduardo Ramírez murió a causa de una paliza que le propinaron unos estudiantes de una secundaria en Shenandoah y la Fiscalía del condado no se ha pronunciado, no hay detenidos, no hay cargos.

Ni siquiera las autoridades consideran que se trate de un crimen de odio. No importan las versiones de testigos hispanos y no hispanos que escucharon cuando le gritaban frases racistas,  “mexicano estúpido”, “mexicano, mexicano, mexicano …”.

“Vete de Shenandoah o serás el próximo en caer”, escuchó una  policía retirada de Filadelfia que vive cerca del lugar de los hechos. Esa fue la frase que le dijeron los jóvenes a un amigo de Ramírez que acudió en su auxilio.

El crimen evidenció que hay tensiones raciales en el pueblo, como lo reconoció la misma Policía.

“Mexicano sucio”, “devuélvete a tu tierra”… recuerda la estadounidense Crystal Dillman que le decían en la calle a su prometido.

El caso ocurrió en nuestro vecindario, a sólo dos horas de Filadelfia, en Shenandoah y ha tenido repercusión nacional.

Es fácil entender por qué. Hace una semana AL DÍA destacaba el trabajo de los recolectores de arándanos en Hammonton (NJ), en su mayoría mexicanos y centroamericanos, las difíciles condiciones en las que trabajan y lo agradecidos que estaban los empresarios de la fruta estadounidenses con su labor.

Ramírez era uno de ellos, pero en otro pueblo, recogía cerezas y fresas, y trabajaba en una fábrica de puré de papa. Como él hay muchos trabajadores agrícolas estacionarios que recorren Estados Unidos para “pizcar”, como ellos le llaman a recoger la cosecha.

Sí, también era un indocumentado como muchos de ellos, pero como dijo su prometida: “Ellos piensan que si tú eres mexicano, tú eres ilegal, y tú no eres bueno”. Eso parece que pensaron los estudiantes de la Shenandoah Valley High School que al parecer están implicados en el crimen.

Es un caso muy especial porque compromete por un lado el típico ejemplo del inmigrante indocumentado trabajador en un pueblo donde la comunidad hispana crece, y por el otro, a menores de edad, del querido equipo de fútbol local de un pueblo de clase trabajadora en el que eran evidentes las tensiones raciales y cercano de la influencia de Hazleton, ciudad que se hizo famosa gracias a su alcalde anti-inmigrante y a su discurso de odio.

Es muy especial también porque perece que hay comprometidos familiares de policías. Hay silencio, versiones contradictorias y temor de que los responsables sean juzgados como menores. Temor de que no haya justicia.

Ramírez, quien murió de trauma cerebral según relató su prometida y quien deja dos hijos y otro de ella que consideraba como propio, ya se fue, en un cajón, rumbo a Guanajuato, donde su abuela le había advertido que tuviera mucho cuidado con las peleas porque un golpe lo podría matar.