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Aquí llegué, aquí he vivido 47 años y aquí me voy a morir

Nati, como la llaman sus amigos, aún recuerda el olor de las azucenas y lo que disfrutaba de un mamey a la sombra de una...

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La mexicana Natividad Figueroa ha vivido en el norte de Filadelfia durante 47 años. Como muchos hispanos vivió aquí durante el asesinato del presidente John F. Kennedy y conserva con cariño su retrato en la sala de su casa.   David Cruz/AL DÍA

 Nati, como la llaman sus amigos, aún recuerda el olor de las azucenas y lo que disfrutaba de un mamey a la sombra de una palmera en una tarde de julio, en Santiago Zautla, un pueblo de México que dejó hace tantos años.

“Salí de mi casa a los 17 años y desde entonces trabajé como niñera (en México) en casas de familias ricas para poder ayudar a mi padre quien estaba muy enfermo”, recuerda Figueroa.

A la edad de 29 años la familia estadounidense Miller que se encontraba viviendo temporalmente en la Ciudad de México le hizo una propuesta a Nati la cual cambio su vida por completo.

“En cuanto me preguntaron que si quería venir a vivir con ellos a Estados Unidos dije que sí sin pensarlo, me imaginaba que era como un paraíso, y que los venados volaban por el cielo como en las tarjetas de Christmas pero cuando llegue vi que no era así”, dijo.

“Llegué como una dama de compañía a vivir a Wyndmoor en los suburbios de Filadelfia, no conocía a ningún hispano, por eso los señores con los que trabajaba hablaron al consulado mexicano y me contactaron con la familia Ribera”, comentó.

Cinco años después Nati comenzó a asistir a reuniones y fiestas con hispanos en “El Barrio”, en el norte de Filadelfia y ahí fue donde conoció a su difunto esposo Mario Figueroa, quien era chef profesional en un restaurante en la calle 16 y Market llamado Cuclos . “Él vivía en la calle Green cuando nos hicimos novios”, dijo.

En 1965 Natividad contrajo nupcias con este puertorriqueño en la iglesia La Milagrosa en un servicio dirigido por el padre Real, recuerda.
“Como no tenía a mi padre conmigo ni familia, un grupo de amigos cantantes de Villahermosa, Tabasco, me entregaron en el altar y amenizaron mi boda con guitarras y violines mexicanos”, platicó.

Ya de casada Nati trabajaba en esta misma iglesia, La Milagrosa, cocinando para los padres y para gente que ahí laboraba.

“Después de 19 años de matrimonio puedo decir que fue difícil estar casada con alguien de una cultura diferente, por ejemplo, el lenguaje, porque tenemos palabras distintas y la comida, para mi la verdura era verdura, para él era malanga”,  comentó.

Natividad no pudo negar que su esposo hacia el mejor sancocho que ha probado y que para ella parecía una sopa de papas.

Hasta que su esposo cayó muy enfermo debido a una diabetes y sus complicaciones y Nati luchó para sacar a su familia adelante, incluyendo sus dos hijos Mario Jesús y Alberto Antonio Figueroa, a quienes les inculcó conocimientos y valores hispanos.

“A pesar de que mis hijos nacieron y se criaron aquí hablan perfecto el español, incluyendo a mi nieta Amanda Mía, de 11 años”, señaló.

Pareciera que su hijo el mayor, según platica, tuviera lo mexicano en la sangre ya que cada vez que puede viaja a México se pone el sombrero y monta a caballo.

Desde hace 30 años Nati acude todas las mañanas a la iglesia de La Visitación a escuchar misa en español en el norte de Filadelfia. A sus 79 años Nati vive en el Norris Square Senior Center para hispanos,  en donde convive a diario con gente latina, la gente que sabe las historias de “El Barrio”.